Cirsa duplica su apuesta en Disney
La firma, que ya gestiona 10 salas de juego en Disneyland París, abrirá un gran centro en 2005
A Cirsa se la conoce sobre todo por las máquinas tragaperras. Pero la empresa catalana, que factura casi 1.300 millones de euros, es mucho más. Entre sus divisiones en expansión está la de ocio, que gestiona zonas recreativas en centros comerciales. La joya de esta división está en Disneyland París, donde llevan cuatro años. En 2005 duplicará su presencia en el parque parisino.
El grupo español ya ha invertido tres millones de euros y los ingresos superarán los seis millones si se cumple la previsión de 2004
Las máquinas recreativas con las que pueden jugar los millones de visitantes de Disneyland París, a una treintena de kilómetros de la capital francesa, son diferentes. Cuando disparas, los personajes no mueren sino que desaparecen. Muy Disney. Es una de las concesiones que ha tenido que hacer el Grupo Cirsa para convertirse en el proveedor de salas de máquinas recreativas y otras instalaciones, tanto en el parque como en sus hoteles y alrededores.
El grupo español gestiona ya 10 salas gracias a un acuerdo que firmó en el año 2000 y que renovó el año pasado. Tres de ellas están dentro del parque principal, colocadas de forma estratégica en zonas de gran tránsito -como el anfiteatro donde se proyectan películas- y el resto, en el interior de algunos de los hoteles de la zona. Allí los turistas pueden jugar al hockey de mesa, simular una carrera en motos o luchar contra los dinosaurios de Parque Jurásico, por poner sólo algunos ejemplos de las más de 400 máquinas que tienen instaladas.
A partir de esas salas , similares a las que se pueden encontrar en muchos centros comerciales del mundo, Cirsa ha ido extendiendo su presencia en Disneyland París con instalaciones al aire libre, como bicicletas, camas elásticas o un tiovivo que acaba de inaugurar en el Village, la zona comercial que rodea el parque. Hasta quedarse casi sola, pues al único competidor que había en la zona le vence el contrato el año que viene y en el grupo español se muestran confiados en quedarse con la exclusiva. Es precisamente en esos juegos exteriores donde más está creciendo el grupo español.
Aunque ninguna de las partes quiere entrar en detalles, los contratos entre Cirsa y Eurodisney, la empresa propietaria del parque, son similares a los de las concensiones administrativas que tienen las autopistas: Cirsa corre con toda la inversión y cede a su socio la mitad de los ingresos. Eurodisney se desentiende de un negocio que no es el suyo y aporta los visitantes, más de 12 millones el año pasado a pesar de la crisis turística, una política de precios generosa. El coste de una partida en cualquiera de las máquinas es de dos euros.
A la firma española le compensa. Ha invertido ya unos tres millones de euros en sus instalaciones parisinas, que le han generado unos ingresos de algo más de 4,3 millones de euros hasta el año pasado y superarán los seis millones a finales de 2004 si se cumplen las previsiones. Una cantidad idéntica, por tanto, ha ido a las arcas de Eurodisney. La inversión se ha mantenido estable este año -750.000 euros-, mientras que los ingresos, descontado el pago a Disney, crecerán más del 8% si se cumplen las previsiones.
"Cada sala cuesta entre 85.000 euros y 100.000 euros y amortizamos la inversión en algo más de cinco meses", asegura Vicenç Martí, director de la División de Ocio de Cirsa, que se encarga de construir y gestionar salas recreativas en centros comerciales y otros negocios que no implican premios en metálico. El directivo asegura que han logrado incrementar también el gasto por visitante, aunque sin precisar cuánto.
El beneficio no es sólo económico, pues está también la ventaja que supone ir de la mano de uno de los grandes grupos de ocio mundiales: "Ahora podemos negociar con la fuerza de ser el operador de Disney". De ahí que su presencia no se limite a los hoteles que gestiona directamente el gigante de origen estadounidense.
El salto definitivo del grupo español en la casa europea de Mickey Mouse será el año que viene. Donde a finales de junio había un solar con tierra revuelta en un extremo del Village, en octubre de 2005 habrá una nueva calle para que los turistas gasten su dinero.
1.300 metros de ocio
En ese nuevo emplazamiento, entre los dos parques temáticos y los hoteles, la zona que cobra vida cuando los visitantes regresan a sus albergues, Cirsa construirá un centro de 1.300 metros cuadrados -la más grande de las actuales apenas llega a los 250 metros cuadrados-, lo que disparará la inversión hasta los 2,5 millones de euros.
Ese centro marcará "un antes y un después" de Cirsa en París, asegura Martí. Prácticamente supone doblar la superficie actual y además el grupo español se hace fuerte en la zona del parque donde menos presente estaba. En esa parte además se unen los turistas con los habitantes de los pueblos vecinos, pues es donde están las tiendas y un complejo de multicines.
La gestión de Cirsa se hará más compleja. La oficina que hoy tiene a unos dos kilómetros del recinto temático, donde se reparan y distribuyen las máquinas de juego, parece pequeña para el nuevo desafío. Pero en Cirsa están encantados, pues la empresa verá incrementarse de forma significativa sus ingresos. La división de Ocio factura sólo 20 millones de euros, frente a los 1.300 de todo el conglomerado Cirsa. Disneyland París es uno de sus emblemas y puede convertirse en la plataforma desde la que avanzar en otros países.
Un espíritu siempre presente
El espíritu Disney existe. Por eso sus parques, ya estén en California, Florida o en los bosques de los alrededores de París, son en el fondo muy parecidos. Los visitan los mismos personajes, los presiden castillos de cartón piedra muy similares y los rodean hoteles temáticos de idéntica inspiración. Es lo que en la empresa llaman "una experiencia Disney", de lo cual es responsable el Departamento de Calidad. En el caso del parque francés, varias decenas de personas trabajan en ese departamento y son los encargados de que todas las instalaciones, las gestione el propietario o las haya subcontratado, respeten ese espíritu. Hasta el último detalle.
Esto hace de Mickey Mouse un duro negociador para sus proveedores. "Para nosotros es un reto trabajar con ellos", asegura Vicenç Martí, director de la División de Ocio del Grupo Cirsa. Cada instalación que la empresa española tiene en los dominios de Disneyland París, ya sean las barquitas para niños, el tiovivo recién inaugurado en la zona de tiendas, restaurantes y cines conocida como Village, o una de las salas de juegos, tiene que ser aprobado por ese departamento. Éste vigila no sólo la ubicación de la atracción, sino el producto, su diseño y hasta lo que deben vestir y decir los trabajadores. Las reuniones entre ambas partes son constantes, al menos una vez al mes.
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