Detenidos en el muelle 57
La policía y los manifestantes anti-Bush se hostigan por Nueva York
La cadena de televisión MTV hace la siguiente pregunta a los internautas en su web: Si fuera productor de la televisión local, ¿cuál de las tres noticias elegiría para ilustrar la convención republicana? a) los discursos de los líderes políticos; b) las manifestaciones; c) las escaramuzas entre manifestantes y policías. La tercera es la más probable, porque es la que más atrae a los espectadores al televisor. Y eso es precisamente lo que más preocupa a los estrategas del Partido Demócrata, que no pierden la atención de lo que ocurre estos días en las calles de Nueva York.
Si las televisiones se concentran demasiado en la cobertura de los actos violentos, el daño para John Kerry puede ser enorme, más cuando la convención republicana tiene como objetivo lanzar el mensaje de que George Bush es la persona que necesitan los estadounidenses para garantizar la seguridad. Las mentes pensantes del Partido Republicano, como su presidente Ed Gillespie, ya han hecho todo lo posible para establecer un nexo entre las protestas y los demócratas, con el objetivo de ganar el voto de los moderados indecisos que rechacen desde sus casas las imágenes que ven de Nueva York, con detenidos y policías.
Si las televisiones se concentran en cubrir los actos violentos, el daño para Kerry puede ser enorme
La ciudad tiene estos días dos centros de frenética actividad: el Madison Square Garden y el muelle 57. El primero es el emblemático estadio de donde saldrá proclamado hoy George W. Bush como candidato a la Casa Blanca. El segundo es el muelle habilitado por el Departamento de Policía en la orilla oeste de Manhattan para retener a los manifestantes. Los activistas lo han bautizado ya como el Guantánamo del Hudson.
Por este centro han pasado ya 1.600 personas, de los cientos de miles que desde el pasado viernes participan en actividades y protestas contra la política de Bush. El muelle 57 tiene capacidad para retener hasta un millar de individuos cada día, lo que muestra el desarrollo pacífico de las protestas. El martes fue el día de más actividad, con cerca de 900 detenciones por episodios violentos junto al Garden.
El polémico muelle ha funcionado durante años como garaje de autobuses. Los que han pasado por allí denuncian que las condiciones sanitarias son mínimas, que duermen en un suelo repleto de aceites de motor y que además no tienen acceso a abogados durante horas, según explica el portavoz de la plata-forma United for Peace, Bill Dobbs. Los organizadores de las protestas en Nueva York están estudiando denunciar a la ciudad "por no respetar los derechos de los detenidos" y retener a los manifestantes en unas instalaciones "peligrosas". Un extremo que niegan rotundamente el Ayuntamiento de Nueva York y la policía de la ciudad.
La mayoría de las detenciones son por causas menores y, después de ocho horas de reclusión, los manifestantes son puestos en libertad. El máximo de tiempo bajo custodia no supera las 36 horas y por este motivo muchos de los detenidos son transferidos a las comisarías de la ciudad con más medios, para poder procesar sus expedientes con diligencia. Pero Raquel Laviña, líder del grupo de manifestantes que desde California se ha desplazado a Nueva York (SIAFU), opina que se trata de "maniobras dilatorias" para evitar que puedan regresar a la calle para protestar y acusa a la policía de provocar los enfrentamientos e incitar a la violencia. El jefe de la policía de Nueva York, Raymond Nelly, responde señalando que sus agentes han hecho "prueba de gran moderación", a pesar de las provocaciones de los manifestantes.
A pesar de las detenciones, las protestas continúan en Manhattan sin que se vea afectada la vida de la ciudad. El alcalde de la ciudad, el republicano Michael Bloomberg, insiste en que los manifestantes que violen la ley "serán detenidos".

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