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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Reflexiones sobre movilidad urbana

Hemos podido leer y escuchar en los medios de comunicación estos días tanto la propuesta del Ayuntamiento de Madrid de subir las tarifas de parquímetros, como la propuesta gubernamental de pagar peajes de entrada en ciudades con más de cien mil habitantes para el próximo año.

Por supuesto, todos estamos de acuerdo en que algo hay que hacer para regular la afluencia de vehículos que cotidianamente invaden de modo cada vez más desmesurado y caótico nuestras calles, barrios y carreteras. Bien que lo sabemos los moradores permanentes o esporádicos de esta ciudad.

Lo que ya no está tan claro es si la implantación de las correspondientes medidas destinadas a paliar este problema deben caer como una losa sobre los sufridos lomos de los conductores.

Sin embargo, y a la vista de las propuestas referidas al principio, ésta parece ser justamente la filosofía adoptada por nuestras autoridades, que revestidas de un falso ecologismo y de una irremediabilidad que parece pasar necesariamente por la inmolación de los bolsillos de conductores y contribuyentes, estas soluciones radicales vienen a ocultar la posibilidad de verdaderas políticas que desde la base, comenzaran a cambiar el modelo de movilidad de nuestras ciudades, y a vislumbrar otro futuro. Puestos a radicalizar, también podría considerarse la limitación de campañas publicitarias de venta de vehículos, tal y como sí han hecho con las compañías tabaqueras.

Y estas propuestas no deberían implantarse más que cuando existieran realmente alternativas de infraestructuras públicas proporcionales al aumento de habitantes y vehículos en grandes ciudades. Y no me refiero justamente al diseño y construcción de nuevas y laberínticas variantes de entrada a los grandes núcleos de población que, además de sus graves impactos medioambientales, no son más que la puerta para futuros mogollones automovilísticos.

Hablo más bien de una planificación urbanística que con un principio de supraterritorialidad y de superación de intereses especulativos, previera los accesos mediante un transporte público frecuente y de calidad a los centros de trabajo, a los complejos residenciales de nueva construcción, a los centros comerciales.

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Pero ésta planificación también debería prever y respetar la movilidad primigenia y básica del ser humano: el ir a pie. Parece increíble, pero un ciudadano que se plantee irse de Madrid, sencillamente no puede. Por ello deberían respetarse las vías tradicionales de acceso hoy en día arrolladas en su mayoría por la riada de cemento y caucho de las modernas carreteras.

Sólo así iniciaríamos el camino hacia un modo de vida ciudadana alternativa a la actual esclavitud del vehículo a motor. Un modo de vida más tranquilo, más ordenado, más ecológico y más humano.

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