El Estado francés se quedará en minoría en France Télécom

El Estado francés se convertirá en accionista minoritario del grupo de telecomunicaciones France Télécom al término de la venta de un tramo de acciones comprendido entre el 9,6% y el 12,1% del capital, lanzada ayer por el Gobierno. La fecha de la operación, no obstante, es aún un secreto. La izquierda y los sindicatos protestaron inmediatamente por la pérdida "histórica" de la mayoría pública en el grupo de telecomunicaciones, que reportará al Ejecutivo hasta 5.700 millones de euros, en el supuesto más optimista. También se compromete a conservar la participación estatal en algo más del 40%, pero insinúa que habrá otra venta dentro de nueve meses.

Esta operación se produce dos años después de haber batido el récord de pérdidas de una empresa francesa (en 2002 declaró un resultado negativo de 20.700 millones de euros), que exigió un aumento de capital en abril de 2003 para evitar la situación técnica de quiebra. El Gobierno hubo de aportar entonces 9.200 millones de euros, más de lo que espera recaudar ahora. No obstante, el ministro de Economía, Nicolas Sarkozy, elogió ayer el enderezamiento del grupo y dijo que la "plusvalía" obtenida con la venta anunciada será dedicada a reducir el endeudamiento de Francia.

La deuda del Estado equivale al 63,7% del producto interior bruto (PIB), lo cual rebasa el límite del 60% impuesto por el Tratado de Maastricht. Nadie se había preocupado demasiado de esto en anteriores gobiernos conservadores, pero la llegada de Sarkozy al Ministerio de Economía, hace cinco meses, cambió este punto de vista; el cumplimiento de las obligaciones europeas constituye ahora un argumento para justificar la activación del plan de privatizaciones. A la venta del 35% del constructor de motores Snecma le sucede ahora la operación en telefonía y se espera la salida a Bolsa de dos concesionarias de autopistas.

Convocado un paro

Cogidos por sorpresa, los sindicatos pusieron el grito en el cielo y se han unido en la convocatoria de un paro de 24 horas que se producirá el próximo martes. Mientras tanto, el Partido Socialista, actualmente en la oposición, condenó la decisión de venta: "La privatización se traducirá, como en otros sectores del servicio público, por un aumento de las facturas que pagan los usuarios, amenaza para la calidad de los servicios prestados y supresiones de empleos".

La realización de una plusvalía financiera con esta venta constituye, a juicio de los socialistas, "la mercantilización de un servicio público esencial, con la sola finalidad de cubrir déficit en los que el Gobierno tiene una responsabilidad aplastante". Esta oposición contrasta con el hecho de que la izquierda inició la venta de France Télécom, hace siete años, con Lionel Jospin al frente del Gobierno.