Noche y sirenas
He leído en estos días que el Ayuntamiento de Madrid había aprobado o iba a aprobar una normativa para eliminar o mitigar el ruido en nuestra capital mundial del mismo. Y para ello quisiera que el Ayuntamiento, y por derivación el concejal que le corresponda, empezara por sus propios servicios, como es el de los bomberos y sirva como ejemplo lo siguiente.
Todas las noches de verano, cuando en esta ciudad hace calor, los ciudadanos abrimos nuestras ventanas para poder dormir, pero estamos muy confundidos ya que cada noche somos despertados por unas sirenas, las de los bomberos, una y otra vez, lo que hace que no podamos descansar. El hecho de vivir cerca del parque de bomberos de Chamberí de la calle Santa Engracia, a menos de un kilómetro en línea recta de mi domicilio, hace que cada vez que los bomberos salen a algún servicio los vecinos nos despertemos, pues creo que ni a las doce, ni a las dos y cuarto, ni a las tres y media, ni a las siete y cuarto de la madrugada, como este último viernes, necesitan toda la parafernalia de sirenas a todo volumen, pues se puede comprobar que el tráfico es casi inexistente.
Yo entiendo la necesidad de estas sirenas de prioridad, pero me niego a aceptar que tengan que ir al volumen estridente que van, y que se va acrecentado con el silencio de la noche. Se les oye salir del parque, bajar por la calle Bravo Murillo, continuar por Fuencarral, hasta que, ya lejos, dejan de oírse por lo menos a dos o tres kilómetros. Creo que el Ayuntamiento debería comenzar por hacer un estudio de decibelios de las citadas sirenas. Espero que si esto ocurre podamos los vecinos descansar un poco mejor.
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