Dos muertos y cuatro heridos graves al volcar un autocar que chocó con un coche
Uno de los fallecidos es un militar norteamericano que conducía el turismo
La tragedia empezó a fraguarse cuando un automóvil de la marca Citroën C-3, de color negro, con matrícula 0152CSB, chocó contra el guardacarril de la parte izquierda de la autovía. El conductor, el norteamericano Jeffrey Latour, de 36 años, logró enderezar el vehículo, pero unos 50 metros más adelante volvió a golpearse con el protector de la autovía tras pegar un fuerte bandazo, sin que aún hayan sido precisadas las causas de este percance. El coche quedó parado en medio de la calzada con las luces apagadas. En ese momento se bajaron sus dos ocupantes, el estadounidense y una mujer que le acompañaba, que no llevaban puestos los chalecos reflectantes obligatorios. La mujer se refugió en la mediana de la autovía, mientras que el conductor comenzó a deambular, aturdido, tras el reciente incidente.
Un autobús marca Iveco, con matrícula de Badajoz, 3101 AF, y perteneciente a la empresa extremeña Muñoz, circulaba en el mismo sentido a un velocidad de 100 kilómetros por hora. El conductor, que acababa de dar la curva a la derecha, no tuvo tiempo de esquivar al Citroën C-3 ni al militar norteamericano. Desde ese momento, la autovía estuvo cortada tres horas.El conductor del autobús declaró a la Guardia Civil que sólo pudo ver "un bulto negro". Al conductor del turismo lo arrolló a lo largo de 150 metros, lo que le produjo la muerte en el acto. Recibió un fortísimo golpe en la cabeza, además de heridas por todo el cuerpo.
El autocar, ya fuera de control, rompió unos 30 metros de guardacarril de la parte derecha de la autovía, tras salirse del arcén, y cayó por un pequeño talud de unos dos metros de profundidad. Esto le hizo volcar sobre su lado derecho.
El autobús iba bastante lleno. A esas horas los pasajeros viajaban casi todos dormidos. Fue el primer impacto contra el turismo el que les despertó, según comentaron después varios heridos. "Cuando he abierto los ojos, el autocar se estaba cayendo. Después hemos volcado. He quedado aprisionado en el asiento hasta que he podido salir por mis propios medios", señaló el pasajero Mamadu Saliu, de 41 años, un inmigrante originario de Guinea Bissau. Este pasajero tenía previsto viajar a Madrid para desde aquí continuar camino hasta Bilbao con intención de visitar a un amigo.
El vuelco produjo la muerte de una pasajera de 27 años, la ucrania Dimieska Daiedzic, que viajaba en la parte derecha, hacia la mitad del autocar. Según el capitán del subsector sur de la Agrupación de Tráfico de Madrid, Juan Pérez Manzanares, la víctima quedó aplastada entre el autocar y el suelo.
Fracturas
En el choque resultaron heridos la práctica totalidad de los 34 pasajeros que iban en el autocar. Los más afectados fueron los que viajaban en la parte derecha. Tres de ellos resultaron heridos graves. Uno sufrió fractura abierta de un fémur; otro, un traumatismo craneoencefálico moderado y fractura abierta del brazo derecho; mientras que el tercero se seccionó un brazo a la altura del codo, según informó en el lugar del accidente la jefa de guardia del Servicio de Urgencias Médicas de la Comunidad de Madrid (Summa), Lourdes Martínez Gil.
Los médicos que intervinieron a las víctimas en el lugar de la catástrofe no descartaban incluso que alguno de los tres heridos pudiera sufrir una lesión medular. Estos tres heridos fueron trasladados en UVI móviles a tres hospitales de la capital (el Clínico, la Concepción y el 12 de Octubre).
Al lugar acudieron unas 40 ambulancias que trasladaron a los 27 heridos restantes a hospitales de la zona sur de la periferia de la capital, como Móstoles, Alcorcón, Leganés, Fuenlabrada y Getafe, según explicó un portavoz de Emergencias 112. Entre ellos había tres niños.
Los afectados son de ocho nacionalidades: portugueses, brasileños, marroquíes, chinos, ucranios, españoles, argentinos, y de Guinea Bissau. Sufrían politraumatismos y golpes de carácter leve o moderado. Siete personas tuvieron que ser atendidas de crisis nerviosas.
Los servicios de emergencia prestaron atención a 33 heridos, 22 de los cuales recibieron el alta médica al comprobarse que sus heridas eran leves, mientras que a últimas horas de la tarde de ayer seguían hospitalizadas 11 personas. Cuatro de éstas estaban en estado grave (una ingresada en la Fundación Jiménez Díaz; otra en el Clínico; otra en el 12 de Octubre; y la cuarta en el centro médico de Móstoles).
El teléfono de Emergencias 112 recibió en los primeros minutos después del accidente unas 15 llamadas en las que los comunicantes solicitaban auxilio. Algunos heridos fueron trasladados a los centros hospitalarios en vehículos particulares.
El conductor del autocar resultó herido de carácter moderado: sufría un traumatismo craneoencefálico leve y policontusiones. La Guardia Civil le sometió a la prueba de la alcoholemia, que dio negativo. Tras relatar cómo ocurrió el accidente a los agentes encargados de tramitar el atestado, fue trasladado al hospital de Móstoles.
"Encima hemos de pensar que ha habido suerte, porque el autocar, que tiene unos cinco años de antigüedad, iba provisto de arcos de seguridad, lo que ha reducido los efectos del accidente", señalaron fuentes del instituto armado.
El autocar había salido a las 22.00 del pasado viernes de Lisboa y, tras pasar por la ciudad portuguesa de Setúbal, tenía previsto llegar sobre las seis de la mañana de ayer a Madrid. Agentes de la Guardia Civil comprobaron la tarjeta de la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) y el disco tacógrafo del vehículo. Ambos estaban en regla.
El conductor del Citroën C-3 era oficial-2 de la OTAN y estaba destinado en el cuartel que tiene esta organización militar junto a la Ciudad de la Imagen, en el municipio de Pozuelo de Alarcón. Iba a cumplir los 37 años el próximo 11 de septiembre.
Atención psicológica
Los heridos fueron trasladados tras recibir las altas en los diferentes centros sanitarios, a una sala habilitada para ellos en la Fundación Hospital Alcorcón. En este lugar fueron atendidos 17 pasajeros, a los que la Comunidad de Madrid ofreció tanto apoyo psicológico como otro tipo de ayuda, tal como facilidades para contactar con sus familiares. Muchas de estas personas tenían previsto acabar su viaje en Madrid, pero otras continuarían viaje a Barcelona e, incluso a Sttutgart (Alemania).
El viceconsejero de Sanidad, Arturo Canalda, y el director general de Protección Ciudadana de la Comunidad de Madrid, Manuel López, se encargaron de coordinar el traslado, la manutención y el alojamiento de los afectados. En ese mismo lugar fueron atendidos por psicólogos y especialistas de la Cruz Roja, que desplazó al lugar un amplio dispositivo de atención. El equipaje y los efectos personales de los afectados fueron custodiados por los operarios de la limpieza y conservación de la A-5.
El accidente obligó a cortar durante tres horas los carriles de entrada de la autovía de Extremadura, desde el punto kilométrico 31,500, a la entrada de Navalcarnero. El tráfico fue desviado por la comarcal M-404 hacia la autovía de Toledo (A-42) y la autopista radial de peaje R-5.
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