Huracán Cal
El piragüista suma su segunda medalla en 24 horas y El Guerruj gana el 5.000 e iguala la gesta de Nurmi en 1924
David Cal es una estrella de lo suyo, el piragüismo. Un día después de conquistar la medalla de oro en C-1 1000 metros, fue segundo en la final de 500. La plata alcanza más valor, pues se trata del primer deportista español que logra dos medallas individuales en los Juegos Olímpicos. Cal recibió la medalla con absoluta serenidad. No es un hombre que libere sus emociones fácilmente. Pertenece a los introvertidos, excepto cuando compite. Entonces se convierte en un huracán.
Con las buenas noticias de David Cal comenzó una mañana que también consagró a José Antonio Hermida, medalla de plata, esta vez en mountain bike. Durante toda la carrera mantuvo un duelo vibrante con el francés Absalón, que aprovechó una caída del español para distanciarle definitivamente. El éxito de Hermida sube a 19 la cifra de medallas obtenida por España en los Juegos de Atenas. Es casi un regreso a los tiempos de Barcelona 92, donde se lograron 22, el mayor éxito del deporte español. Lo más interesante es que los buenos resultados se han producido en un amplio arco de especialidades, la inmensa mayoría de carácter individual.
A escasas horas del cierre de los Juegos, el estadio presenció la consagración total de Hicham El Guerruj, vencedor en la final de 5.000 metros. Ganó a Bekele, nada menos, y recogió el viejo legado del finlandés Paavo Nurmi, vencedor del 1.500 y el 5.000 en los Juegos de París, en 1924. Desde entonces nadie había repetido la gesta. Ochenta años después, el campeón marroquí lo ha logrado y sale coronado de Atenas. Llegó entre incertidumbres, después de sus dos fracasos anteriores y con algunas señales de declive que no se han confirmado.
Como siempre, Estados Unidos suele dejar una astracanada para el final. Generalmente ocurre en la prueba de relevos 4x100. En la final femenina se produjo la tragedia de Marion Jones y la eliminación del equipo americana. Ayer fue su lujoso equipo masculino, integrado por Coby Miller y tres velocistas que bajaron de 9,90 en la final de 100 metros: Justin Gatlin, Maurice Greene y Shawn Crawford. Sólo se discutía si serían capaces de batir el récord del mundo. Los pronósticos estaban a su favor. Pero sucedió todo lo contrario. Convirtieron la prueba de relevos en un atentado a la técnica. Chocaron, se entregaron mal el bastón, hicieron todo lo posible por perder. Y perdieron. Ganó el Reino Unido, que no había logrado incluir a ningún velocista en la final de 100 metros. Fue la sorpresa del día. O no, porque los norteamericanos acostumbran a tirar la prueba a la basura en los Juegos Olímpicos.
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