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Reportaje:CULTURA Y ESPECTÁCULOS

Los sonidos electrónicos toman el museo

En el PS1, el centro de arte más vanguardista de Nueva York, los 'Dj' invitan a bailar cada fin de semana

Desde hace siete años hay una cita imprescindible en la agenda del verano neoyorquino, sobre todo si uno quiere presumir de moderno. Es el sitio en el que hay que estar, el lugar en el que dejarse ver: el Warm up (calentarse), una playa urbana situada en la orilla opuesta a Manhattan, en un mar de asfalto, en el barrio de Queens. El museo PS1, uno de los centros neurálgicos del arte contemporáneo más vanguardista de Nueva York (expuso a los artistas españoles de El real viaje real), es la sede de esta playa que se reinventa a sí misma durante los meses estivales, en el patio que rodea la sede del museo, para acoger a un ejército de unos 5.000 fieles que acuden cada semana a un encuentro poco común: la comunión entre música electrónica, arte y diversión.

La arena de la que se nutre esta playa, que abre sus puertas cada sábado de 15.00 a 21.00 hasta el próximo 4 de septiembre, está hecha de materiales insólitos: una convocatoria anual para arquitectos jóvenes que a través de un concurso proponen cómo rediseñar el espacio invirtiendo sólo 60.000 dólares; un elenco de pinchadiscos de lujo como Mad Professor, Galliano, Arto Lindsay, Nortec Collective o Trevor Jackson se alternan cada semana a los platos; un museo en cuyo interior se cuelan atronadores los ritmos que marcan los pinchadiscos y que, sin embargo, permite aparcar el baile por un rato para darse un chapuzón entre video-instalaciones, fotografías gigantes y esculturas; espacios para el relax o para tumbarse como si se tratara de una playa de verdad.

La idea del Warm up nació en 1998, cuando el PS1, que toma su nombre de la sede original del edificio -Public School número 1-, aún era un museo independiente que podía presumir de haber sobrevivido a varias crisis económicas desde los años setenta sin perder ni un ápice de atrevimiento artístico. En 2000, el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA) lo convirtió en su afiliado, quizás por temor a quedarse lejos de la realidad creativa, y desde entonces algunos se quejan de que el Warm up "ya no es lo que era porque se ha puesto de moda y hay demasiada gente", como decía la veterana Michelle Landsfield.

Otros se alegran de que la intervención del MOMA haya hecho posible la celebración de conciertos como el de los neoyorquinos Scissors Sisters, el nuevo fenómeno de música de baile que arrasa en media Europa y que actuó en el museo a principios de mes, llevando hasta un barrio obrero como Queens a personajes de latitudes muchos más sofisticadas como Bono, el cantante de U2. "Soy un PSU2 y acabo de ver desde este museo las más bellas siluetas de Manhattan", comentó crípticamente la estrella, que entró precedido por tres gorilas que le escoltaron hasta la primera fila del escenario.

Mimi Hoang y Eric Bunge, los arquitectos del colectivo "nARQUITECTS", responsables de la estética de la playa urbana de este año, pasaban completamente inadvertidos entre los asistentes, que bailaban agitados bajo las 1.300 cañas de bambú arqueadas que constituyen Canopy (baldaquín), el proyecto que se impuso frente a otras 25 propuestas. Rudy Letsche, un músico pop rock que también estudia arquitectura, hacía su propia valoración: "Juntar arte, música electrónica, arquitectura y gente es una idea brillante. En EE UU pasa poco, así que... larga vida al PS1".

Asistentes al concierto de Scissors Sisters a primeros de agosto.
Asistentes al concierto de Scissors Sisters a primeros de agosto.B. C.

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