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Reportaje:Atenas 2004 | BICICLETA DE MONTAÑA

'Johnny Pistolas' apunta alto

José Antonio Hermida sueña con celebrar su ritual ganador en un circuito seco y pedregoso

Parnitha es un monte, a las afueras de Atenas, donde, en estos días del año, el calor abrasa. Los pinos se secan, la tierra se levanta, las piedras se desprenden, queman. El fuego amenaza. En verano ese monte es como un coto privado, un territorio vedado por el sol y el calor. En ese coto infernal, en el que ayer lloró y se desfondó Marga Fullana, se presentará hoy Johnny Pistolas, dispuesto a vengar la deshonra y cazar un metal. Con su bici preparada, cargado de moral. Tras superar las pendientes matadoras de Parnitha, a caballo de su bicicleta, Hermida quiere cruzar la línea de meta, armar el gesto y tirar. Símbolo para dibujar la victoria, para retratar el metal. Ese es el pacto que José Antonio Hermida, Johnny Pistolas, selló con su amigo Juan Antonio Flecha, el ciclista que dispara dardos cuando, por Francia, franquea primero la meta de alguna etapa del Tour. Una liturgia acordada para celebrar lo que supondría la última medalla de estos Juegos para el ciclismo español.

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Hermida, pistolero de plata

Hermida, cuarto en Sidney en 2000, es la última esperanza ciclista en Atenas, quién sabe si la más segura. Ayer, horas antes de la prueba, se le vio bien. Sereno y relajado. Disfrutando de los Juegos, del ambiente de la Villa, preparado para competir. Junto a Iván Álvarez, su compañero, el otro español que hoy rodará por los caminos de Parnitha, revisó el circuito y, una vez más, se reafirmó. Lo ha recorrido cien veces, lo conoce al dedillo, le gusta. En mayo, cuando se acercó a Atenas, a disputar el preolímpico, ya le complació. Le resulta familiar. Es seco y pedregoso, como las tierras de Almería por las que se entrena. Y ahora, con el calor, incluso un poco más: más seco, con la tierra y las piedras más sueltas. Pero le da igual. Tampoco le teme al sol. "No diré que nos beneficia, pero nosotros estamos acostumbrados al calor y a los rivales les suele perjudicar", explica Guillermo de Portugal, el seleccionador español.

De Portugal, que lo ha seguido estos días de cerca, rebosa optimismo. Tiene fe en Johnny Pistolas. Está convencido de que va a disparar. "Es uno de los favoritos y yo lo veo en el podio", afirma. "Este circuito le va bien a sus condiciones". Largo, con ritmo, de subidas tendidas. Duro, muy duro. Pero Hermida, con 26 años recién cumplidos, está repleto de moral. Después de un inicio de temporada complicado, ha llegado a los Juegos, a su gran reto, en plena forma. Ni rastro del virus que le atacó en los primeros meses del curso, una anemia que, durante un tiempo, le dejó sin munición. Lejos de la bici, de las montañas de Puigcerdà, su tierra natal, en la Cerdanya gerundense, y su laboratorio de entrenamiento en invierno, cuando toca hacer kilómetros y kilómetros. Lejos también del esquí de fondo, una de sus grandes aficiones, uno de sus métodos de preparación. Enfermo, bajó el ritmo y, poco a poco, su pequeño cuerpo (1,72 metros y 63 kilos) fue recuperando fuerzas y entrando en competición.

Llegó a tiempo al preolímpico (14º), fue primero en la Copa de Madrid, acumuló tres terceros puestos en otras tantas pruebas de la Copa del Mundo y cazó el oro en el último Europeo. Muy buena señal. "Creo que, al final, el virus, le ha ido bien: se ha tomado la temporada con más tranquilidad", dice el seleccionador nacional. "Ahora, todo es positivo para él. Disfruta y no le puede la presión", asegura. "A diferencia de Marga , él siempre ha sido muy fuerte mentalmente". Hoy, Hermida, Johnny Pistolas, lo tendrá que demostrar, durante unas dos horas, para después disparar.

José Antonio Hermida y, al fondo, Iván Álvarez, entrenándose en el circuito olímpico.
José Antonio Hermida y, al fondo, Iván Álvarez, entrenándose en el circuito olímpico.ASSOCIATED PRESS

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