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Entrevista:GERARDO NÚÑEZ | Guitarrista

"Ésta es la época de los grandes ingenieros flamencos"

Mediodía en Madrid. Núñez habla de su nuevo disco, Andando el camino, flamenco con jazz, clásica...

Pregunta. ¿Cambia su toque?

Respuesta. Bueno, mi guitarra tiene unas raíces jerezanas muy fuertes, pero ha andado un camino lleno de cruces. La idea era ir viviendo y compartiendo el arte con otros artistas, y después incorporar la información... Y ganar huecos para la guitarra en concierto, porque a los programadores de música españoles les cuesta mucho ponernos solos en concierto. Si viene una pianista alemana, vale, pero si es un guitarrista español...

P. ¿Racismo? ¿Sordera?

R. La tendencia aquí es programar cante y baile, no guitarra. Fuera, en cambio, nos hinchamos a tocar: Suiza, Alemania, Holanda, Japón... En el Real no, pero en teatros similares de Berlín, Viena o Múnich, lleno hasta la bandera.

P. ¿Acaso somos menos cultos?

R. ¡Yo he tocado en peñas flamencas muy conservadoras y conservacionistas con gran aceptación! Más bien creo que los programadores asocian el flamenco con lo underground, con las noches del Candela y El Patas [dos bares madrileños]. Creen que no viste suficiente. Se ve que todavía no tenemos el valor añadido de la ópera, que aporta clase y prestigio. El flamenco sólo aporta música y vida, no glamour ni imagen.

P. Quizá su mujer, la bailaora Carmen Cortés, no esté de acuerdo con eso. Por cierto, ¿cómo viven un guitarrista y una bailaora?

R. Los bailaores son personajes muy singulares, pero como ella baila y yo toco, no topamos mucho. Sólo cuando trabajamos juntos: eso es una lucha horrorosa, cada uno tiene sus criterios y trata de imponer el suyo. Y si hay director de escena, si hay música para drama, ya estoy perdido: a los músicos no nos quieren en el escenario.

P. ¿Estorban?

R. Eso es. Ella es la coreógrafa y quiere que la música luzca su baile, no que lo tape.

P. Aparte de grabar sus propios discos, usted edita antologías de jóvenes que vienen pegando. ¡Y en pleno triunfo de la piratería!

R. Bueno, la tecnología digital permite hacer discos en casa y ante el pánico que ha producido la piratería hay que ayudar a los jóvenes. Hay 200 sellos discográficos inscritos en la SGAE, y eso quiere decir que la música sigue. Es una época de cambio, de despidos, de nuevos formatos y nuevas ideas. Las de antes ya no valen. Es inútil hablar del precio de los discos si los chavales se bajan las canciones gratis de Internet, si haces un disco y a la media hora está en MP3.

P. ¿Y de qué piensan vivir, entonces?

R. ¡Nos salvan los conciertos!

P. ¿Pero es verdad que el flamenco está de moda?

R. No lo tengo nada claro. A veces surgen éxitos que las compañías no controlan,

como Paco de Lucía. Quizá las circunstancias crearon un ambiente propicio para que la gente se sensibilizara con su música, que aparte es genial, claro. De repente, Caballo negro de Manolo Sanlúcar fue número uno en Los 40; luego llegaron los Gipsy Kings y cantó rumba hasta Serrat. Media España se puso a hacer rumba. Y lo dice uno que trabajó de músico de estudio y vivió de la rumba una larga temporada. Todo eso creó una sensibilidad hacia el flamenquito, pero no hacia el flamenco.

P. Pero los jóvenes se acercan cada día más...

R. Sí, hoy hay jóvenes estudiando flamenco como locos. Tienen más medios para sacar sus obras al mercado, pero mucho más difícil hacerse un nombre. Y el público está cada vez más desinformado. Sin información no puedes elegir, consumes lo que te echen. Es un problema gravísimo, sobre todo entre los más jóvenes. Yo lo achaco a la dejadez de los padres. ¿Cómo permiten que la actitud sea "tú distraeme, no me des problemas con tu arte, hazme olvidarme de mí mismo un rato y que no tenga que poner yo mucho"?

P. Pero ese estudio dará frutos.

R. ¡Seguro! Los nuevos tocaores tienen una formación cultural e intelectual mucho mayor que la nuestra. Han perdido el toque para acompañar, esa escuela que tuvimos nosotros, tocarle en directo a Terremoto o a María Soleá. Pero a cambio tienen oído, singularidad, autotuning, messenger...

P. Flamenco de disco duro...

R. El arte es reflejo de su época. Y es ahora cuando se empezarán a escribir las grandes obras flamencas. El tiempo de los efectismos se acabó. Es la época de los grandes ingenieros flamencos. Los jóvenes están escribiendo ya la música contemporánea española.

P. Fuera del conservatorio.

R. Sí, para estudiar flamenco en el conservatorio hay que irse a Holanda. Pero al menos ahora tienen el cariño de sus maestros.

P. ¿Ustedes no lo tuvieron?

R. Aprendimos en oposición a los mayores. Nos tenían miedo, y lo siguen teniendo. No nos abrían su corazón con un consejo, se protegían, creían que les ibas a quitar el trabajo. Pero yo creo que un grande que abre sus puertas a los pequeños se hace más grande. Y el flamenco está cambiando mucho como para no abrirse. ¡Todos los niños de Jerez están rapeando! Por bulerías, pero rapeando.

P. ¿Y en Japón cómo van?

R. El tercer disco de La nueva escuela será La escuela de fuera. Nos guste o no, el flamenco se hace ya en todas partes, y encima componen y tocan muy bien... No sólo en Japón. Brasil, Suecia, Holanda... Muy pronto se hablará del flamenco de fuera, del flamenco europeo. Como pasó con el jazz, la música de raíz se hace universal. Hemos construido el flamenco. Pero ya no nos pertenece.

Gerardo Núñez.
Gerardo Núñez.BERNARDO PÉREZ

Discreción, intuición, generosidad

Gerardo Núñez (Jerez, 1958) es uno de los grandes puntales de la guitarra flamenca. En la corta lista de la generación posterior a Paco de Lucía y Manolo Sanlúcar, Núñez es quizá uno de los menos conocidos (o de los más discretos), pero su técnica, su personalidad, su fantasía, su solidez y su versatilidad al interpretar y componer no las discute nadie. Surgido de la vieja escuela de acompañar, Núñez tiene una cabeza muy despierta, atenta a los cruces con otras músicas como el jazz o la clásica, y a eso suma una intuición especial para rodearse de talento (está casado con la bailaora Carmen Cortés) y una actitud generosa con los músicos jóvenes, lo que le abre aún más el campo de visión: además de sus propios discos, Núñez produce antologías de guitarristas noveles en una serie titulada La nueva escuela, que va ya por el segundo volumen.

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