Lorenzo estira el cuello
El mallorquín gana los 125cc en la última vuelta por 36 milésimas
En mayo de 2002, en Jerez, hizo historia al convertirse en el corredor más joven que participaba en el Mundial. Debutó el mismo día que cumplía 15 años. Lejos quedaba aquel accidente en el garaje de su casa, cuando le cayó encima una Yamaha 600, un artefacto de 150 kilos, suficiente motivo para que un crío de dos años se olvidara para siempre de las motos. No se olvidó. Ayer, en Brno, Jorge Lorenzo ganó la prueba de 125cc, firmando el tercer triunfo de su incipiente carrera. Y lo hizo por pillo, por listo, por hábil. Por caradura.
No se asomó a las primeras posiciones hasta el tramo final, lastrado por su mala salida. La batalla por el triunfo parecía, en el inicio, cosa de otros. Del líder del Mundial, por ejemplo, el italiano Dovizioso, que amenazó con escaparse bien pronto. No lo consiguió porque así lo quiso Héctor Barberá. Junto al alemán Jenkner, el valenciano fue limando las diferencias. En el ecuador de la prueba los tres iban pegados. Al grupo se unió Pablo Nieto, que venía como un tiro.
Lanzado como estaba, Barberá se puso al frente. Pero no debía ir cómodo, pues sólo así se entiende que dejara pasar a Jenkner. El liderato, durante un trecho, fue de una mano a otra. Tanto ir y venir, tanto adelantar y ser adelantado, hizo que el cuarteto redujera el ritmo. Y lo redujeron hasta el punto de que, a falta de cinco vueltas, otros dos corredores se unieron a la fiesta. Eran Lorenzo y el italiano Locatelli. Tocó el primero la moto de Nieto y éste se descolgó. Barberá, en ese momento, parecía lanzado, pero no se deshacía de aquella especie de jauría que iba tras él.
Se entró en la última vuelta y Lorenzo cogió la cabeza, se la quitó Barberá, la recuperó aquél, luego Dovizioso... A dos curvas para el final, Lorenzo encontró un hueco donde no lo había y entró en la meta 36 milésimas de segundo antes que el italiano, un desenlace que el propio Lorenzo calificó de "bestial" y del que Barberá, séptimo, se quejó: "Lorenzo no ha jugado limpio al frenar a mitad de una curva", dijo. Y el ganador, desafiante, le contestó: "En la vida ganan los que no se arrugan".
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