Los extremos no lanzaron
La primera parte lo decidió todo. España empezó muy bien, con Barrufet parando mucho y con una defensa en 6-0 que, de todas formas, ya comenzó a mostrar los problemas que después quedaron patentes. Cuando los dos segundos defensores avanzaban para cubrir a los laterales, cerraban las circulaciones de balón de los croatas, que debían encontrar otras soluciones de ataque.
Lo que determinó la marcha del partido, sin embargo, fueron los diez minutos finales de la primera parte, en los que España no consiguió marcar. Se pasó de un 9-10 a un 9-15 que lo cambió todo. El problema para España fue que, frente a una defensa en 3-2-1 tan plana y con tan poca profundidad, los extremos no pudieron lanzar. Y, sin poder contar con la segunda línea, España tiene un serio problema. Porque Losert, el portero croata, estuvo muy bien y logró crear desconfianza en los lanzadores españoles.
Croacia, en cambio, se desenvolvió sin problemas ante nuestra defensa en 6-0. Y, cuando Argilés cambió al 5-1 y después incluso a una defensa en 4-2 prácticamente al hombre, las cosas tampoco mejoraron. Los croatas supieron aprovechar sus oportunidades y España demostró que frente a defensas tan bien cerradas como la croata se siente muy incómoda porque no puede aprovechar el dos contra dos, que tantos beneficios le ha supuesto hasta ahora.
España está clasificada para los cuartos de final y lo más preocupante ahora es que esta derrota no afecte la moral de los jugadores. Alemania será el próximo rival, tan difícil como cualquier otro de los que podían haberse cruzado en el camino del equipo español. Estamos en los cruces, en los que un fallo se paga con la eliminación. Y es necesario que el equipo esté muy entero para afrontar estos momentos de la competición.
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