Las huellas de la montaña
Edurne Pasaban mostró ayer las secuelas de su última hazaña alpina. Hollar la cima del K-2 (8.611 metros), su séptimo ochomil, le ha deparado muchas satisfacciones, pero también heridas imborrables: "El K-2 se ha cobrado un peaje muy caro", dijo la montañera en alusión a sus heridas en los pies y a la pérdida de su amigo Manel de la Mata, fallecido el pasado miércoles en el descenso de este coloso del Himalaya. Por eso, con los pies vendados y en silla de ruedas, Pasaban confesó: "Quiero pasar página y olvidar el K-2".
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