Obras con prisas

Cada día es, a las pruebas me remito, mucho más difícil y peligroso andar por esta ciudad de Madrid. Cada día más horadada, como está, es imposible pisar un solo palmo de suelo que no esté hueco unos metros por debajo de nuestros pies, por lo que rogaría a todo ciudadano que salga a pasear, correr, o se dirija a algún lugar, no pise muy fuerte..., por si acaso.

Las excesivas obras, las excesivas prisas por inaugurarlas, las excesivas "deficiencias" en los materiales para ahorrar costes en la construcción e incrementar beneficios a demasiados especuladores, las excesivas contrataciones de "temporeros" que en la mayoría de los casos desconocen la profesión, hacen que muchas infraestructuras carezcan de la solidez necesaria y sucedan cosas como lo del Parque Rodríguez Sahagún, que de pronto se hunde a pedazos.

Y aún podemos dar gracias, dentro de todo, de que no haya habido ningún muerto.

Pero lo habrá, porque las "reparaciones" que se suelen hacer en este país suelen ser peores aún que las obras en sí. Si no, véase el caso reciente de la autovía A-3, cuyas obras de reparación duraron apenas un par de días, antes de "volverse a romper", o algunas reparaciones "momentáneas" de baches en nuestra ciudad, como uno que hubo en la calle de Bailén, esquina a San Quintín, durante varios largos meses, reparado en febrero o marzo, que se volvió a "ahuecar" no más de dos semanas después, teniendo que volver a ser reparado posteriormente por segunda vez en poco más de un mes.

Así que, habitantes de Madrid, pisad flojito y, sobre todo, mirad bien dónde pisáis, tentando el suelo poco a poco antes de depositar en él, con vuestro pie, todo el peso de vuestro cuerpo. Igual que si pisarais en un campo de minas, sólo que aquí, en vez de "saltar por los aires" por una explosión, se "os traga la tierra".