Al Sáder acepta desarmar su milicia, pero pide que EE UU abandone Nayaf
El clérigo rebelde Múqtada al Sáder anunció ayer que está dispuesto a desarmar sus milicias y abandonar Nayaf, tal y como le exige el Gobierno interino, pero puso como condición que las tropas estadounidenses que rodean la ciudad santa de los chiíes se retiren. Atrincherado desde hace más de dos semanas en la mezquita de Alí, Al Sáder mantiene el mayor desafío al Gabinete del primer ministro Ayad Alaui desde la toma de posesión de éste, con apoyo de EE UU, a finales de junio.
"Múqtada y sus combatientes están dispuestos a dejar las armas y salir de Nayaf por el bien de Irak", dijo un portavoz del líder chií. "Pero deberían dejar de atacarle y retirarse del santuario", añadió. Por la noche aún resonaban explosiones y disparos en Nayaf. La situación era confusa y no había constancia de que el dirigente rebelde hubiese aceptado las exigencias del Gobierno iraquí, que consisten en que abandone el templo, desarme sus milicias y convierta su movimiento en partido político.
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