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VISTO / OÍDO
Columna
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Ay del disidente

Mandari era disidente político marroquí; le mataron de un tiro fijo en Málaga, y nos lanzamos sobre él diciendo que era "un delincuente" y que le ha asesinado "otra" mafia. Buena palabra del poder, mafia: no se lucha contra los desgraciados inmigrantes africanos, sino contra "la mafia" que monta sus viajes; ni contra las pobres prostitutas -las ricas son otra cosa-, sino contra las "mafias" que las "tratan". El interés principal de este personaje es quién le ha matado y por qué; pero sólo hacemos repulsivo su retrato. ¡Había entrado con pasaporte falso! Pregúnteseles a los disidentes políticos cómo han viajado cuando España era franquista. Decía él que era hijo natural de Hassan II (con Farida Cherkaui), pero la casa real lo niega; no siendo verdad, los posibles celos de Mohammed VI y su preocupación porque pudiera cambiar la cabeza de la dinastía no tienen lugar; no pueden ser causa del crimen. Iba a crear una Asociación de Marruecos Libre: hay otras en el mundo. Quiso hacerlo legalmente, encargó a Cristina Almeida, pero ella consultó a "un alto cargo de la Seguridad del Estado", y le dijo que "no era trigo limpio". Estaba en Málaga para instalar una emisora que se oyese en Marruecos y que llevara la voz de la disidencia: le mataron. Tenía dinero: según él, su padre, Hassan II, le habría abierto cuentas en Suiza, pero según informaciones francesas, españolas y marroquíes falsificaba cheques sobre las cuentas reales (ah, tienen cuentas en Suiza).

Me recuerda, porque a veces tengo buena memoria de lo vivido, el caso Ben Barka, en París, disidente político marroquí, asesinado en 1965. Fue militante del Istiqlal, clandestino de la resistencia, preceptor de quien sería Hassan II; encarcelado y perseguido por "extremista", se exilió en París; allí fue secuestrado y su cuerpo no apareció, aunque hubo relatos no oficiales de su muerte, que se atribuyó al general Ufkir y al teniente coronel Dlimi. Ufkir fue ejecutado en Rabat: se contó que Hassan le disparó en la cabeza cuando se arrodillaba para pedirle perdón de un complot del que se le acusó. De estas truculencias está llena la historia. Aún no se sabe quién mató a Kennedy. El revolcón de Pedro I y Enrique de Trastámara (hijo natural de Alfonso XI; con Leonor de Guzmán) cambió la historia. Sería interesante irse aclarando y abrir épocas menos debidas a las coyundas. Lo que me preocupa es que este tipo quede como puro delincuente, y no se busque al autor "intelectual" (como dice el PP).

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