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Crónica:Atenas 2004 | TIRO: ESPAÑA ENTRA EN EL MEDALLERO
Crónica
Texto informativo con interpretación

Cartucho de plata

María Quintanal logra en el tiro al plato la primera medalla del deporte español

Diego Torres

Pocos podían imaginar, cuando la veían ganar concursos de tiro -al plato, al pichón o a lo que fuera- en las fiestas patronales de los pueblos riojanos a las que acudía junto a su padre, que a aquella joven de Bilbao le iba a corrsponder el honor de inaugurar el medallero español en los Juegos de Atenas. María Quintanal, de 34 años, cambió ayer el rumbo olímpico de un país incapaz de hacerse un hueco entre las 29 naciones que, en dos días de competición, habían ganado una medalla.

Quintanal tocó ayer el cielo y, de paso, se convirtió en la primera mujer española en ganar una medalla olímpica de tiro. Fue de plata y la consiguió en un día intempestivo, con un viento racheado que provocó muchos fallos y dejó el duelo irresoluto hasta el último plato. Hasta los últimos diez, la española tuvo tantas opciones de ganar el oro como de no ganar nada. Su acierto en la primera serie de 25 no se repitió en las últimas tres. Atenazada por los nervios, impresionada ante la noción de lo que estaba por conseguir, de los ocho últimos platos de la prueba dejó escapar tres intactos: el 93, el 96 y el 98. Cedió terreno ante la estadounidense Loper y, sobre todo, ante la coreana Lee. Le comieron terreno, sí, pero no el suficiente. María Quintanal acertó con los últimos dos cartuchos que disparó. Cuando el plato número 100 salió de la lanzadera, la australiana Suzane Balogh ya tenía el oro asegurado. Sólo se tenía que decidir la plata o el bronce. El último plato salió a 140 kilómetros por hora y no alcanzó a volar 30 metros. Quintanal lo siguió con el cañón, y el vuelo y el gesto parecieron formar parte de un mismo movimiento. La explosión púrpura levantó una ovación del público. Los trocitos del disco se dispersaron por la hierba y la plata fue para España.

Superó a sus rivales tras dos horas de lucha y 200 disparos a platos que volaban a 140 por hora
Ni siquiera una ligera disfunción en la vista ha torcido su extraordinaria carrera deportiva
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María Quintanal ganó la primera medalla olímpica española en la modalidad de foso y rescató al tiro de una sequía que se prolongaba desde 1988, cuando Jorge Guardiola logró el bronce en skeet, otra prueba de escopeta, en los Juegos de Seúl. Para la otra medalla olímpica española hay que remontarse a la posguerra, a Helsinki, en 1952, cuando Ángel León de Gozalo se hizo con el oro en la prueba de pistola, en 50 metros.

Campeona del mundo en otra modalidad, la de doble trap, prueba en la que realmente sí aspiraba a medalla, aquel título no tuvo, ni de lejos, la trascendencia del logrado ayer. Bien se dio cuenta de ello María cuando se vio rodeada de los periodistas españoles poco antes de recibir la felicitación telefónica de la reina doña Sofía. Lejos quedan los tiempos en los que Quintanal levantaba murmullos de admiración por su puntería en las pequeñas poblaciones a las que acudía a divertirse y, por qué no, a practicar. Ni siquiera una pequeña disfunción en la vista, lo que comúnmente se denomina ojo vago -y por lo que lleva una lente correctora-, ha torcido su carrera, que ayer llegó a lo máximo, el premio al trabajo de una mujer que promedia 15.000 disparos al año.

Y eso que Atenas amaneció con viento. Fue un mal signo para Quintanal, que lo primero que hizo al levantarse fue mirar la punta de los árboles. La vizcaína es una tiradora que necesita un tiempo para apuntar antes de hacer el disparo. En los días ventosos, los tiradores que menos acusan la inestabilidad en el vuelo de los platos son los rápidos, los menos apuntones, como se dice en la jerga de los escopeteros. Se trata de gente que responde más a la intuición que al análisis. No dejan volar al plato y así reducen los efectos del viento. Quintanal no encaja en ese modelo pero, por suerte para ella, tampoco es una apuntona. Ayer procuró actuar con rapidez y cuando falló con el primer cartucho tuvo la suerte, o la pericia, de acertar con el segundo en muchas ocasiones. Su primera serie de 25 fue espectacular. Inalterable ante los golpes de viento, se puso primera en la prueba con 24 puntos y 24 platos pulverizados. Como dijo el técnico de la federación española, el efusivo polaco Cesary Staniszewski: "Cuando los platos bailan con el viento la primera decisión es la que vale. ¡Ésa es la que vale! ¡Y si se falla no importa!".

Los 24 puntos de la primera serie de Quintanal cayeron a 19 en la segunda, pasaron a 22 en la tercera y volvieron a caer a 19 en la última. La oscilación vino marcada menos por aspectos meteorológicos, o técnicos, que por los puramente emocionales. La tiradora española compitió contra sí misma en primer lugar, haciendo un esfuerzo titánico por no dejarse llevar por la ansiedad. Si la prueba se hubiera celebrado hace unos años, probablemente no lo habría soportado. Pero la experiencia, que ayuda a hacer de tripas corazón, le sirvió para concentrarse. Cargar el arma, mirar las señales que le hacía su entrenador, José Luis Pérez Sanz, ponerse la culata en la cadera, luego llevársela a la mejilla, acomodarla entre ésta y la clavícula y pedir el lanzamiento con el ojo en la mira: "¡Ya!".

María Quintanal no pudo evitar que el miedo la arrastrara, pero tuvo el valor suficiente para autocontrolarse. En eso consiste el gancho de este deporte. En convivir con el miedo a fallar y no fallar. La española no erró. Despreocupada ante la australiana, la vencedora, Quintanal defendió su puesto en un mano a mano que dejó a sus perseguidoras, Bo Na Lee y Whitly Loper, hechas jirones. Con más angustia en el cuerpo y un escalón por debajo en una lucha psicológica que duró dos horas, cien platos y doscientos cartuchos.

María Quintanal, en uno de sus disparos.
María Quintanal, en uno de sus disparos.ASSOCIATED PRESS
La española, en el podio tras recibir la medalla de plata.
La española, en el podio tras recibir la medalla de plata.EFE

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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