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Un juez paraliza la Segunda División italiana para que se incluya al Nápoles

Enric González

La quiebra del Nápoles se ha convertido en un ¿agujero negro? para el fútbol italiano. Un juez napolitano, respaldado por los liquidadores del club y por las autoridades municipales, paralizó ayer el inicio de la Liga en Segunda División y la disputa de cuatro eliminatorias de Copa, con el fin de obligar a la Federación y a la Liga Profesional a incluir al Nápoles. Las autoridades federativas y los clubes consideran que el club quebrado debe recomenzar, tras liquidar a los acreedores y constituir una nueva sociedad, en la categoría Regional. Se establece un precedente jurídico importante. Ambas partes disponen de argumentos sólidos. Los liquidadores del Nápoles, con la ciudad detrás, alegan que en los despachos no se puede privar al club, sea cual sea el propietario, de un derecho, el de jugar en Segunda, ganado sobre el campo. Los liquidadores y el juez Luigi Lipani afirman que la categoría de un club constituye su principal patrimonio, y que si el Nápoles es relegado a Regional, sus futuros compradores no pagarán casi nada por él.

Federcalcio y los clubes consideran que si las quiebras de las sociedades futbolísticas no implicaran la refundación y el recomienzo desde lo más bajo, se abriría una carrera hacia la irresponsabilidad de los gestores y otra escalada de fichajes a precios disparatados: así, los clubes en mala situación económica (casi todos) podrían declararse en quiebra y cambiar de manos limpias de deudas las veces necesarias.

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