Gràcia abre hoy su fiesta mayor con discordia entre sus vecinos por los actos alternativos
Problemas con el alumbrado estuvieron a punto de provocar la suspensión de los festejos
Calles engalanadísimas. La fiesta mayor de Gràcia, que comenzará mañana, luce los adornos callejeros como su principal seña de identidad. El barrio está muy orgulloso de una tradición popular que ya es centenaria. Sin embargo, la celebración no se ciñe exclusivamente al programa oficial. Colectivos dispares aprovechan estas fechas para organizar actividades paralelas: las fiestas alternativas de Gràcia. Manifestaciones, chiringuitos, conciertos y cine al aire libre conforman el cartel de esta propuesta lúdica de espíritu contestatario que crea malestar entre los vecinos de la barriada.
La coincidencia de fechas entre la fiesta mayor y los festejos alternativos no es del gusto de todos. "No se entiende nada. En primer lugar, ¿qué son las fiestas alternativas? ¿Son alternativas a qué y de qué? A cerrar más tarde, a hacer más ruido que nadie... ¿Quién les da el permiso?". Éste es uno de los muchos mensajes contrarios a los actos alternativos que se pueden leer en el foro de la página de Internet de la fiesta mayor de Gràcia. El debate viene de lejos y las quejas no son pocas: los vecinos se lamentan del exceso de ruido y de ciertos comportamientos incívicos de algunos participantes en las citas convocadas al margen de la fiesta de toda la vida.
"No nos parece bien que utilicen los términos de fiesta mayor, porque la gente se confunde. Nosotros cumplimos una serie de normas, como el cierre a determinadas horas o los decibelios de las orquestas. Tratamos de molestar lo menos posible. Las opciones alternativas acaban provocando muchas quejas de los vecinos. Al final, la que sale perjudicada es la fiesta", afirma el vicepresidente de la Federación Fiesta Mayor de Gràcia, Ricard Estruch. Y añade: "No entendemos qué sentido tiene organizar unas fiestas alternativas a una manifestación popular y vecinal. Parece ser que determinados segmentos de la sociedad necesitan otro tipo de fiestas. Sin embargo, lo que hacen estos colectivos no tiene nada que ver con lo nuestro, una tradición centenaria que consiste en engalanar las calles". La Federación Fiesta Mayor de Gràcia, una entidad sin ánimo de lucro que reúne a todas las asociaciones y comisiones de fiestas de calle del barrio, es la encargada de organizar los festejos tradicionales.
Aunque los responsables de la celebración oficial reconocen que todos tienen derecho a celebrar sus fiestas, no ocultan su malestar ante ciertas conductas. "No tenemos nada en contra de la organización. Colectivos como el okupa están muy integrados en el barrio. Los organizadores de estas fiestas alternativas son personas dinámicas y encantadoras. Ellos mismos reconocen que pueden darse problemas, porque es imposible controlar el tipo de asistentes que acudirá a sus actos. Esperamos que alguien vele por nuestra seguridad, aunque nunca suelen haber incidentes importantes. El problema es el ruido, los malos olores y que no se respetan los horarios", explica Estruch.
Por su parte, los organizadores de las fiestas alternativas consideran injustificadas las protestas. "Si no existieran las fiestas alternativas, seguiría viniendo gente que no sabe comportarse. Además, tenemos los permisos del distrito", apunta un portavoz de la Asamblea de Fiestas Alternativas de Gràcia, agrupación responsable de algunas de las actividades paralelas.
El concejal del distrito, Ricard Martínez, considera que ésta es una "problemática ficticia". "Dentro de las dimensiones de estas fiestas, es perfectamente plausible que existan unos actos alternativos. En definitiva, todo suma, porque hay gente para todo", dice. El concejal asegura que no se ha recibido ninguna queja en el distrito por permitir las fiestas alternativas de esta edición.
A pesar de sus palabras apaciguadoras, las tensiones existen. Precisamente, el martes de esta semana se ha celebrado una reunión en la sede del distrito a la que fueron convocados los responsables de las fiestas tradicionales y los organizadores de los actos alternativos para que dialogaran sobre sus diferencias. Martínez se niega a comentar el desarrollo de esa reunión porque es "un asunto interno", del que no tiene "nada que decir públicamente".
Punto conflictivo
El tira y afloja entre oficialistas y alternativos no es el único punto conflictivo de esta edición. Los responsables de la Federación Fiesta Mayor de Gràcia se quejan de la "escasez" de su presupuesto. "Cada calle recibe del distrito y de la propia federación 3.100 euros. Los gastos por adornarlas se sitúan en torno a 23.000 euros de media. Las ayudas de la Administración son claramente insuficientes. En ocho años no se ha mejorado la subvención, mientras que los precios suben", se lamenta Estruch.
A los quebraderos de cabeza, se añadió a última hora el problema del alumbrado público de las fiestas. Para adecuarse a una nueva normativa del Ministerio de Industria, en vigor desde este año, era obligatorio hacer importantes reformas en unas instalaciones muy obsoletas. El gasto de las reparaciones, que ascendía a 40.000 euros, debía correr a cargo de la federación responsable de las fiestas oficiales: "Cuando finalizamos las fiestas del año pasado, nos avisaron de la necesidad de adecuar las instalaciones eléctricas del alumbrado a una nueva normativa. El gasto debíamos asumirlo nosotros, pero nuestro presupuesto no nos permitía cargar con esa cantidad. El tema se enfrió y pensamos que disfrutaríamos de una prerrogativa".
No obstante, la esperada prórroga no llegó. "Nos sorprendió que dos meses antes de esta edición, se nos presentara el instalador diciendo que si el alumbrado no se ajustaba a la nueva normativa, no tendríamos luz. Al final, como siempre, tuvimos que amenazar con suspender las fiestas", explica Estruch.
Fue necesaria una reunión de urgencia entre representantes de la Federación Fiesta Mayor de Gràcia, el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat de Cataluña, celebrada en la noche del 23 de julio en la sede del distrito, para evitar que se cumpliera la amenaza de suspensión de los organizadores. De este encuentro surgió el compromiso de la Generalitat, institución responsable de las Fiestas Tradicionales de Interés Nacional, de apoyar económicamente a la federación para adecuar las instalaciones eléctricas de las calles a la nueva normativa. La reunión se mantuvo a sólo tres semanas de la celebración de los festejos, el mismo día en el que fue presentado el cartel del evento.
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