Al otro lado de la carpa
EL BUEN circo huele a almizcle y está fuera del tiempo. ¿Quién podría datar un espectáculo ecuestre de Bartabas? ¿La pista de Zíngaro está ambientada en el pasado o en el futuro, en Europa o en Asia? Los espectáculos de Les Arts Sauts, dueños del trapecio, tienen algo futurista, con el público tumbado boca arriba, siguiendo las evoluciones de los artistas bajo una cúpula inspirada en las de los observatorios astronómicos. Otros circos nos llevan a una época indeterminada: su carpa encierra un universo completo.
El circo sólo merece tal nombre cuando consigue esto. Cuando no, es un espectáculo de feria, y la carpa una barraca gigante. Hay un circo magnífico en China: los managers europeos lo han descubierto, y lo están haciendo girar al rebufo del éxito del Cirque du Soleil, que ya es una marca con muchas compañías y espectáculos a la vez. Un Cirque du Soleil aterriza en Madrid este otoño mientras otros actúan en Washington y en Oceanía, además de los que tiene estables en Disneyworld y en Las Vegas. Otro que vendrá a España pronto: el Cirque Ici, triunfador en el Festival de Aviñon.
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