"Aquí estamos para competir, no para temblar"
Es parlanchina, de trato agradable y no ha perdido un ápice de humildad pese a amontonar en su currículum títulos y más títulos. Al oro de Sidney, el bronce en Atlanta, un Mundial y cinco campeonatos de Europa, la alicantina Isabel Fernández, de profesión yudoca, sumará esta noche un honor reservado para muy pocos: ser la abanderada de España. "Y es una manera de que el deporte femenino español se vea representado, que para eso nos lo estamos currando desde hace muchos años", apostilla.
Pregunta. ¿Nerviosa ante el gran día?
Respuesta. Seguro que todo saldrá estupendamente. Tengo que hablar con unas cuantas personas del Comité Olímpico Español que me dirán cómo llevar la bandera antes de salir al estadio, y como no es grandísima...
P. ¿Por qué cree que usted ha sido la elegida?
R. Por mis resultados durante todo el año; por clasificarme directamente para los Juegos... y no sé si por ser mujer. Puede que tenga algo que ver, pero el honor es el mismo.
P. ¿Le preocupa el tema de la seguridad?
R. Para nada. Además, no hay que pensar en esas cosas, aquí estamos para competir, no para temblar.
P. ¿Cómo le dio por el yudo?
R. De una manera nada rara. Empecé en el colegio con siete años, compaginándolo con el balonmano... Así estuve hasta que me decanté por el tatami al acabar el instituto.
P. O sea, que podría haber sido tanto yudoca como marcar goles lanzando una pelota...
R. La vida da muchas vueltas.
P. ¿Recuerda algún momento con especial cariño?
R. Cuando me proclamé campeona olímpica en Sidney. La medalla de bronce de Atlanta estuvo muy bien, pero cuando ganas te conviertes en la mejor, suena el himno...
P. ¿Se acuerda de todos sus títulos?
R. Sólo de los más importantes.
P. ¿Le preocupa alguna rival en particular?
R. Hay dos que no controlo del todo: Kye, la coreana, que no para de moverse y la cubana Lupetey, que en cuanto la agarras se tira al suelo.
P. ¿Y eso no le hace perder los nervios?
R. En absoluto, y eso me beneficia.
P. ¿Qué le produce pesadillas?
R. Duermo estupendamente.
P. Hará algo para relajarse...
R. Tampoco me hace falta.
P. ¿Y alguna manía antes de una prueba?
R. Siempre compito con un cinturón que me compré hace años en Japón y que me da suerte, o al menos eso creo.
P. ¿Con tanto tatami, le da tiempo a practicar otros deportes?
R. ¡Si no tengo tiempo ni para descansar, así que para ponerme a otras historias!
P. De los futbolistas se habla todo el año y del resto de deportistas unos días...
R. A veces ya no sabes si es un deporte o un espectáculo. Habrá que darles la enhorabuena, pero ojalá fuera igual para todos.
P. ¿Cómo se vendería para conseguir un trabajo?
R. Respaldada por los resultados. La veteranía es un grado.
P. ¿Y para obtener una beca ADO?
R. No se regalan. Si no fuera por ellas no podría haberme dedicado al yudo, pero quizás el sistema debería ser más flexible. Hay mucha gente que se esfuerza lo suyo, aunque luego no se refleje en los números.
P. ¿Se ha llevado algo para los momentos de ocio?
R. Poca cosa, Los Pilares de la Tierra de Ken Follet y la libreta con los apuntes de todas mis rivales. Todo el rato me la empollo.
P. ¿Lo mejor de los Juegos?
R. La convivencia, y que te encuentras con gente que sólo ves en la tele, te cruzas con uno, por allá con la otra...
P. ¿Lo peor?
R. Cuando se pierde, pero forma parte del juego.
P. ¿Merece la pena tanto sufrimiento?
R. Sí, tanto por las medallas como por las vivencias. Soy muy afortunada, y encima soy la abanderada.
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