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Un intento de suicidio descubre una red de prostitución con menores en Dénia

El intento de suicidio de una joven rumana, que ingirió "una gran cantidad de lejía", permitió el domingo una nueva desarticulación de una banda de explotación sexual que operaba en Alicante y Valencia, y que ya fue desmantelada en octubre. Entre las mujeres que los proxenetas obligaban a prostituirse había niñas, una de la liberadas apenas cuenta con 15 años de edad.

Los miembros de la red, actualmente detenidos, propinaban crueles palizas a las chicas, con látigos y puñetazos para obligarlas a ejercer la prostitución. La operación policial permitió liberar a ocho mujeres, entre ellas la niña de 15 años y otra menor.

El ingreso en el hospital de Dénia (Marina Baixa) de una de las víctimas de la red -fuentes sanitarias no confirmaron ningún ingreso de esas características- destapó las sospechas de la policía sobre la posible reorganización de una trama que ya fue desmantelada en octubre pasado. Las pesquisas revelaron que la la banda seguía el mismo parámetro de actuación que emplean las redes de explotación sexual de los países del Este. Sus víctimas eran captadas en sus países de origen con falsas promesas de trabajo. Cuando llegaron a España, las chicas fueron encerradas en múltiples pisos, ubicados en las provincias de Valencia y Alicante. Desde allí, las víctimas eran trasladadas a los diferentes clubes de alterne "en una especie de rodaje", según informó el Cuerpo Nacional de Policía. Tras la toma de contacto, las desplazaban a los locales diseminados en la comarca de la Marina Alta para prostituirlas. Aquéllas que se negaban eran sometidas a "severas palizas" a base de puñetazos, patadas y golpes con cables. Además, eran extorsionadas con amenazas de muerte a ellas y a sus familias en Rumanía.

Otras mujeres, conocidas como las Controladoras, custodiaban a las chicas dentro de los clubes nocturnos, quienes además eran renovadas constantemente para evitar que entablaran relación de amistad con las víctimas. Las implicadas sustraían el dinero a las mujeres; y estas remesas eran enviadas, dos veces por semana, a miembros de la organización asentados en Rumanía.

La operación policial, efectuada por la Unidad contra las Redes de Inmigración y Falsedades Documentales (Ucrif) y el grupo de Extranjeros de la Comisaría de Dénia, permitió la liberación de seis de las víctimas, dos de ellas menores. Fuentes de la investigación señalaron que el pasaporte de una de las menores fue falsificado para colocarla en los clubes [los dueños de estos establecimientos rechazan menores de edad por temor a las redadas].

Los arrestados han sido acusados de los delitos de inmigración ilegal, explotación, amenazas, lesiones y detención ilegal.

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