_
_
_
_
_
Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Profundidad del capital

Emilio Ontiveros

También al Fondo Monetario Internacional le ha llamado la atención el pobre comportamiento de la productividad en el área euro y su responsabilidad en las declinantes tasas de crecimiento de la renta por habitante. El primero de los capítulos de su último informe sobre el área (Selected Issues IMF Country Report No. 04/235) aborda esa cuestión, a la que han tratado de responder no pocos analistas privados e instituciones multilaterales: "¿Por qué es tan débil el crecimiento de la productividad del área euro?".

Los datos los conoce suficientemente el lector de estas páginas. A partir de 1995, el crecimiento de la productividad del trabajo (medida por la relación entre el valor de la producción por hora) en casi todos los países de la eurozona experimenta un marcado descenso, acentuándose el contraste con lo que ocurre en la economía estadounidense. El declive se concentra en los sectores de la producción más tradicionales, en aquellos que no son ni productores ni usuarios intensivos de tecnologías de la información y de la comunicación (TIC).

Europa, y España en mayor medida, necesitan fortalecer su dotación de capital en las tecnologías de comunicación

El diferencial en el ritmo de crecimiento de la productividad favorable a EE UU no es muy acusado entre los respectivos sectores productores de TIC (ordenadores, semiconductores y servicios de comunicación); lo es más en los sectores usuarios de esas tecnologías ( fundamentalmente los de comercio y el de intermediación financiera) y mucho más en las industrias tradicionales, que no son ni lo uno ni lo otro; estas últimas aportaban en 2001 el 66,9% del PIB agregado de la eurozona, frente al 61,4% en EE UU.

Para el FMI la causa principal de esa desaceleración de la productividad del trabajo es el bajo crecimiento de la ratio capital-trabajo, una escasa profundización del capital, en lugar de un descenso en el crecimiento de la productividad total de los factores, como habían sugerido otros autores, la Comisión Europea entre ellos. No es un comportamiento asociado fundamentalmente a choques negativos de naturaleza tecnológica o estructural, sino al uso de inputs productivos; en concreto, a cambios en la fijación de los salarios, que han tenido como consecuencia un abaratamiento del factor trabajo, estimulando a las empresas a reducir el ritmo de acumulación de capital y favoreciendo a cambio la contratación de más trabajadores.

Así lo sugiere la evolución opuesta de las tasas de empleo y de productividad del trabajo durante esos años. En EE UU, sin embargo, durante el mismo periodo se registra una correlación positiva entre la aceleración de la productividad y del empleo que se considera consistente con el crecimiento tecnológico y de la actividad económica en una economía próxima a su tasa natural de desempleo. El trabajo del FMI no analiza el comportamiento de economías individuales en la eurozona, pero las ha habido en las que han crecido simultáneamente el empleo y su productividad.

Esa reabsorción europea de los desocupados sería una razón que nos vendría como anillo al dedo para quedarnos de una vez tranquilos con lo ocurrido en ese periodo con el muy adverso comportamiento de la productividad en la economía española, cuyas tasas negativas de variación fueron compensadas con las muy positivas del empleo. La pena es que, siendo válida, esa causa es a todas luces insuficiente. En primer lugar, porque el crecimiento de la inversión en la economía española en estos años (excluida construcción) no ha sido precisamente destacable, tanto en términos históricos como en comparación con el resto de la eurozona.

Además, como advierte el FMI, la completa explicación para entender la gran divergencia en el crecimiento de la productividad entre ambas áreas económicas y, cabe añadir, entre España y el resto de Europa, requiere tomar en consideración el muy desigual crecimiento de la productividad en los sectores productores de TIC y, muy especialmente, el registrado en los sectores usuarios de esas tecnologías.

La conclusión es común a otros estudios: Europa, y España en mucha mayor medida, necesitan fortalecer su dotación de capital en esas tecnologías, cuya contribución a la eficiencia económica está suficientemente demostrada.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_