_
_
_
_
_
AL VOLANTE | PRUEBA
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La calidad se disfruta

El nuevo SLK mejora en todo al anterior. Mantiene su diseño biplaza, que limita la funcionalidad, y, aunque tiene más huecos, no hay donde dejar un maletín de trabajo. Pero su posición de conducción baja, deportiva y con regulaciones manuales permite encontrar la postura ideal. Y presenta un interior moderno y cuidado que hace sentirse a gusto.

Un motor sorprendente

Más información
Una evolución impecable y más deportiva

El SLK 200 K estrena un motor 1.8 con 200cc menos que el anterior 200 K, pero tiene la misma potencia (163 CV) y gasta un 8% menos. Combina juntas por primera vez algunas innovaciones: doble árbol de levas de ajuste variable, compresor volumétrico... Y a pesar de su ajustada potencia oficial, la respuesta es impecable y rinde como otros motores de 200 CV. Una de las claves es el cambio manual de seis velocidades, con un accionamiento y embrague algo duros, pero muy bien escalonado: las tres primeras marchas son cortas para tener más brío y las otras son largas para viajar con más desahogo en autopista. Acelera con poderío, corre mucho y está siempre en posición de tiro porque es muy elástico y responde al instante cuando se pisa el acelerador. Y permite circular despacio o deprisa disfrutando siempre y con unos consumos correctos para lo que corre: unos ocho litros en conducción tranquila, 10 a ritmos rápidos y en torno a 11 en ciudad.

Conducción segura y divertida

El SLK reúne las ventajas de los cupés cuando se circula con el techo cerrado y las de los cabrios cuando se descapota. Sorprende la sensación de solidez que transmite, porque tanto la mecánica como la rodadura están muy bien aislados y absorbe las irregularidades sin chirridos. Pero lo mejor es su comportamiento dinámico, con unas suspensiones más enérgicas que las del modelo anterior, un tacto más deportivo y una conducción fácil, noble y segura.

Boletín

Las mejores recomendaciones para viajar, cada semana en tu bandeja de entrada
RECÍBELAS

En zonas viradas es muy ágil, gira sin balancear y tiene una estabilidad eficaz. En carreteras amplias y autopista circula con aplomo, no resulta nervioso y permite viajar con cierto confort porque no transmite los baches. Y en ciudad tiene un tamaño compacto para aparcar, aunque con una visibilidad trasera escasa y un retrovisor interior pequeño. Así, sólo los ajustes entre las ventanillas y el techo provocan ruidos aerodinámicos molestos cuando se viaja cerrado, al menos en la unidad de pruebas. Pero los frenos paran muy bien e incluye de serie las ayudas electrónicas a la conducción, ABS y ESP, que reducen al mínimo el riesgo de accidente cuando el conductor comete algún error.

El nuevo Mercedes permite recoger el techo pulsando un botón, y es confortable y seguro cuando se viaja al descubierto: el parabrisas protege bien y lleva un cortavientos detrás de los reposacabezas que elimina las turbulencias. Y los marcos del parabrisas y los arcos de seguridad situados detrás de los asientos son muy eficaces en caso de vuelco.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_