El arte que se acerca a la ciencia

La conversación de Hiro Yamagata (Maibara, Japón, 1948) parece más la de un físico que la de un artista plástico. Habla de neutrinos, protones, fotones, frecuencias de luz y sonido, del cosmos y de todo lo que los sentidos del ser humano no son capaces de captar. Por eso su gigantesta instalación Campo cuántico x³, -que se abrirá al público el 13 de agosto en el exterior del Museo Guggenheim- quiere arrancar a la luz lo que el ojo no ve. La obra está recubierta en el exterior por paneles holográficos que descomponen la luz en una fiesta de colores; en el interior, promete una experiencia que también utiliza las leyes de la física para revelar lo oculto. "No hay una división entre la ciencia y el arte", sentencia Yamagata.

Campo cuántico x³ se levanta, imponente, en la explanada trasera del Guggenheim y ahí permanecerá hasta abril del próximo año. La instalación de Yamagata está formada por dos cubos -uno de 18 metros de lado, el otro de 21- cuya superficie "hace visible lo invisible", dice Yamagata. Por la noche, será iluminada por un cañón de rayos láser. En el interior un programa informático controlará las emisiones de luz que se reflejarán sobre el suelo, el techo, las paredes y 1.800 pequeños cubos suspendidos a distintas alturas. Después de esa tormenta, Yamagata invitará a la calma en el segundo cubo con diferentes efectos visuales que permitirán "disfrutar del Universo".

Yamagata dice que sus obras se acercan a la ciencia para superar las limitaciones de los cinco sentidos. En este caso, explica, la luz es su herramienta como la pintura lo es de los artistas que trabajan con un pincel. El artista se pone serio cuando advierte que sus obras nunca han traspasado la frontera del show-business. "No puedo gustar al 100% de la gente, pero mi trabajo no tiene que ver con el entretenimiento. Se exhibe en los museos de arte contemporáneo".