Fomento del transporte público

Agradezco a los responsables de Ferrocarrils de la Generalitat que mantengan la sana tradición de reducir la frecuencia de paso de los convoyes durante el mes de agosto. Tal decisión permite que los que trabajamos durante este mes no caigamos en tentaciones ni nos acostumbremos mal. Al reducir la frecuencia, el número de pasajeros por unidad se mantiene estable durante todo el año, impidiendo que asomen hábitos tan burgueses como la comodidad (incorporar la calefacción o el aire acondicionado ha sido una concesión para que el proletariado viaje en las condiciones sanitarias mínimas).

Supongo que reducir la frecuencia se debe a que es el mes en el que todo el mundo está de vacaciones. Los que no lo están es por puro vicio y deben ser castigados a esperar el triple de tiempo y a hacer un viaje en un vagón atestado de gente. Es probable que la media de pasajeros disminuya lo suficiente como para hacer aconsejable la reducción de unidades, pero también es cierto que durante ciertas franjas horarias el número de pasajeros continúa siendo considerable.

Lo ideal sería poder contar con un servicio de tren que reuniera puntualidad, comodidad, pulcritud y seguridad (el orden no establece prioridad). ¡Lo malo no es viajar en agosto en pésimas condiciones, sino hacerlo todo el año! Todo un llamamiento a la sostenibilidad, al uso del transporte público y a la dignidad de las personas.