_
_
_
_
Tribuna:LA NEGOCIACIÓN DE LA UE Y MERCOSUR | COYUNTURA AGRARIA
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Por una comunidad transatlántica ambiciosa

Los autores sostienen que para lograr un

pacto entre Mercosur y la UE hace falta buena

voluntad, y aseguran que los Estados tendrán

el apoyo de la comunidad empresarial.

Tras el fracaso de la cumbre de la OMC en Cancún, en septiembre de 2003, la posibilidad de firmar en octubre un acuerdo comercial entre Mercosur y la Unión Europea es una magnífica oportunidad que no deberíamos dejar escapar por la competitividad de las empresas y el futuro del crecimiento en Europa.

Bien es cierto que la Unión Europea tiene otras preocupaciones a día de hoy, cuando recibe a diez nuevos Estados Miembros. A la nueva Comisión no le faltarán nuevas prioridades, pero el resto del mundo no espera. Europa será mucho más fuerte a largo plazo por haber sabido negociar con el resto de regiones económicas del mundo alianzas comerciales sólidas, ambiciosas y perennes.

Con 221 millones de habitantes, Mercosur representa el 45% de la población de América Latina, así como el 70% de su PIB y el 60% de su comercio internacional. Se trata de la cuarta potencia económica mundial después de la zona NAFTA, de la UE y de Japón. Un acuerdo comercial entre Mercosur y la Unión Europea daría origen al segundo gigante comercial del planeta, con un mercado de 700 millones de consumidores. En la actualidad, los equilibrados flujos comerciales entre Mercosur y Europa (41.000 millones de dólares) son superiores a los registrados en dirección Mercosur-USA (35.000 millones de dólares).

Más allá de las cifras, Mercosur y la Unión Europea constituyen dos comunidades próximas en cultura, visión del mundo y pensamiento. Estos factores favorecen una asociación ambiciosa.

¿Qué falta entonces para lograr alcanzar un buen acuerdo?En primer lugar, buena voluntad. Es fundamental hacer todos los esfuerzos posibles en este momento clave de las negociaciones en que las dos partes están cercanas a un acuerdo.

El riesgo de dejar escapar una ocasión única para estimular aún más el comercio transatlántico en beneficio de las dos zonas es grande: este Acuerdo beneficia tanto a la Unión Europea como a Mercosur.

Prácticamente todos los productos europeos verían incrementada su cuota de mercado en caso de la abolición de aranceles entre las dos zonas y Mercosur podría insertarse mejor en el comercio mundial (del que hasta ahora solamente representa un 1,5%). Un estudio reciente llevado a cabo por la Cátedra Mercosur del Instituto de Estudios Políticos de París ha demostrado que las dos zonas podrían ver un incremento del crecimiento y de los intercambios de hasta 5.000 millones de dólares, sin contar con el considerable impacto de los servicios, las inversiones y las licitaciones públicas.

Tras ocho años de negociaciones, con sus altibajos, el fracaso de un acuerdo entre Mercosur y la Unión Europea, remitiría este proyecto hasta la próxima cita del ciclo de la agenda de Doha en el mejor de los casos, mientras que en el peor de ellos quedaría relegado al olvido.

El MEBF (Mercosur-EU Business Forum), foro empresarial UE-Mercosur, viene reafirmando desde 1999 su apoyo incondicional a un acuerdo comercial ambicioso entre ambas regiones. Este acuerdo podría sentar las bases de una gran zona comercial latino-americano-europea que incluiría a la CAN (Comunidad Andina de Naciones, formada por Venezuela, Colombia, Perú y Bolivia) y también a México.

Este apoyo no responde solamente a la mera belleza del gesto, sino sobre todo a una profunda convicción: no firmar este acuerdo sería hacer retroceder tanto a la Unión Europea como a Mercosur, en detrimento de las poblaciones afectadas. Este Acuerdo de Asociación no solamente sería el primero entre dos zonas de libre comercio en el mundo, sino que además supondría una etapa complementaria en el establecimiento de unas reglas claras, transparentes y no discriminatorias en el comercio mundial.

En el camino hacia una negociación positiva y transparente, hay una cosa clara, los Estados tendrán siempre a su lado a la comunidad empresarial. No perdamos la oportunidad de octubre.

Guy Dollé es copresidente UE del MEBF y presidente de la dirección general de Arcelor. Ingo Plöger es copresidente Mercosur del MEBF.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_