Las condiciones meteorológicas facilitaron que el incendio arrasara 3.800 hectáreas en sólo tres horas

En los primeros momentos, las llamas sólo necesitaron tres horas para calcinar 3.800 hectáreas, una superficie que ha requerido varias jornadas en anteriores siniestros acaecidos en Andalucía. "Ha tenido una proyección superficial brutal, algo que habría que analizar desde el punto de vista científico; fue una flecha que en una hora avanzó 17 kilómetros", indicó José Guirado, responsable del Plan Infoca y director general de Gestión del Medio Natural de Andalucía.

Las razones que provocaron este hecho tienen que ver con el origen: el autor o autores prendió fuego a las 16.30, "el peor momento del día", a 44 grados de temperatura y un 14% de humedad. "Con esas condiciones, las masas de aire caliente se superponen y generan vientos racheados de 70 kilómetros por hora", expone Guirado.

Las condiciones de noche y madrugada, que suelen ayudar a los equipos contraincendios en su trabajo, tampoco favorecieron a los operarios que luchaban contra las llamas. En el entorno de Berrocal, donde se registró el punto más crítico, se midieron 34 grados y un 17% de humedad, "como en pleno día en condiciones adversas". Con estas variables ni siquiera pudieron desplegarse técnicas habituales como los contrafuegos y se limitó seriamente la eficacia del trabajo nocturno, según Guirado. Ni siquiera el río Tinto, una barrera natural, sirvió para frenar el avance de las llamas porque el viento "hacía pasar las pavesas al otro lado".

El miércoles, segunda jornada con el fuego activo, mejoró la situación meteorológica, lo que favoreció la ofensiva contra incendios hasta el mediodía, cuando subieron las temperaturas y comenzó a soplar un viento de Poniente, que avivó el siniestro en la vertiente sevillana. A los factores ambientales propicios se añadió un elemento determinante para facilitar la propagación veloz: las grandes masas de eucaliptos. "El eucaliptal abandonado, sin uso económico, es uno de los mayores combustibles", indica el director del Plan Infoca. De hecho, el 60% de la superficie quemada corresponde a fincas de eucaliptos.

La madrugada del jueves, sin embargo, favoreció la tarea de extinción y permitió poner coto al siniestro, que podría quedar estabilizado la madrugada pasada.