Un 'tiburón' para proteger el tráfico
El Ayuntamiento instala desde ayer los primeros metros del protector del carril-bus
El último invento municipal para proteger el carril-bus de la invasión de coches ya está en la calle. Un bordillo de color azul brillante y con forma de ola y perfil de aleta de tiburón protege, desde el pasado lunes por la noche, parte del carril-bus de la avenida de la Ciudad de Barcelona (Atocha). En la tarde de ayer, los operarios sólo habían instalado la protección en 40 metros. Comenzaron por el tramo de la avenida que comienza en la estación de Atocha y dirección a la M-30. La intención del Ayuntamiento de Madrid es que hoy el bordillo ya proteja los 600 metros que van desde el comienzo de la avenida hasta su cruce con la calle de Gutenberg, en ambos sentidos.
Un agente de la Policía Municipal que ayer vigilaba la zona era menos optimista: "Van poco a poco, trabajan por la noche porque es cuando no hay tráfico. Hasta dentro de una semana no empezarán a notarse los efectos", explicó.
Las previsiones municipales pasan por que esta protección se instale en todas las calles que tienen carril-bus (98 kilómetros). Pero, de momento, en una primera fase están previstos 22 kilómetros.Después de la avenida de la Ciudad de Barcelona, la instalación de las aletas de tiburón continuará en la cuesta de San Vicente, desde el túnel de Bailén.
La instalación en algunos tramos dependerá de, por ejemplo, la anchura de la vía o de la movilidad del propio autobús, ya que hay líneas que tienen que realizar en algún tramo un giro de 90 grados y requieren, por tanto, ocupar varios carriles. Habrá espacios diáfanos que permitan la evacuación de autobuses averiados o atender cualquier contratiempo.
Aunque el efecto del bordillo en la circulación de la avenida de la Ciudad de Barcelona todavía no se nota, ya que no se ha terminado de instalar, comerciantes, taxistas, conductores de autobuses y viandantes observaban ayer con curiosidad el nuevo artilugio. Por la parte del carril-bus que aún no estaba protegida, los conductores de autobuses tenían que hacer maniobras para sortear los vehículos que había estacionados en la zona. "Dentro de poco se me acaba el chollo", se sonreía un repartidor con la furgoneta mal aparcada. "Espero que esto ya se termine con el bordillo; ahora mismo la gente no respeta nada y tardamos mucho más tiempo en hacer los recorridos. Se quedan tan tranquilos poniendo las luces de emergencia", se quejó un conductor de autobús.
Si los conductores parecían optimistas, los más escépticos eran residentes y comerciantes. "Yo no sé si esto va a durar, lo veo muy blandito...", se aventuraba Eduardo, un vecino.
Pero el Ayuntamiento lo tiene claro: el bordillo está fabricado a prueba de golpes. "Se han hecho muchas pruebas para comprobar su resistencia: los coches no pueden pasarlo por encima porque se golpearían en los bajos. Los todoterreno tampoco pueden romper el bordillo", señalaron fuentes de la Concejalía de Seguridad. Los vecinos y comerciantes tienen dudas: "Y si quiero hacer una mudanza o tengo que dejar a una persona mayor en la puerta de casa, ¿qué hago?", se preguntaba una vecina.
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