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Will Smith se enfrenta a una rebelión robótica en un filme inspirado en Asimov

El protagonista de 'Yo, robot' estudia español porque quiere rodar en este idioma

Elisa Silió

Al actor Will Smith le gustaría convertirse en el primer presidente negro de EE UU y llegar hasta los 200 kilos de peso. Pero antes tiene otras cosas que hacer, como lucir sus músculos en Yo, robot, una película de ciencia-ficción dirigida por Alex Proyas y que ayer Smith, en compañía de aquél, presentó en Madrid. El taquillazo, que se estrena el viernes, está inspirado en nueve relatos de Isaac Asimov y narra la implicación de una máquina en la muerte de un científico. El detective Del Spooner (Smith) queda a cargo de la investigación y de la lucha sin fin contra la rebelión robótica.

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Un mundo de robots

Cuando a Will Smith, vestido ayer de rapero y con dos brillantazos en las orejas, le gusta un guión, un gabinete de psicólogos se pone manos a la obra. Su función, por encargo del artista nacido en Filadelfia hace 35 años, es trazar la personalidad del personaje que debe interpretar. Un ritual que también siguió con Yo, robot. Y el diagnóstico fue muy claro:

el detective Spooner es un paranoico que sufre un síndrome de culpa tras haber sobrevivido a un accidente en el que una niña murió. "Leí los relatos de Asimov y entendí el sentido de la película. Si se le da una lógica a un robot llega un momento que crece y no se controla", reflexionó la estrella de El príncipe de Bel Air que ha viajado con su mujer y sus dos hijos pequeños.

"Tengo 35 años y me quedan sólo cuatro o cinco años para hacer papeles de acción. Luego seré demasiado viejo, por eso tengo que aprovechar", afirmó sin demasiada convicción. "Me entreno mucho. Uno no sabe que le van a pedir en la próxima película, como en ésta un desnudo en la ducha", relató antes de pedir a una periodista que tocase sus bíceps. No fue la única que pasó por el trago. "En la película apenas hay escenas con dobles. El 80% son efectos especiales e imagenes por ordenador", precisó y recordó que en las escenas más tontas siempre se accidenta. "En Yo, robot tuve que ir al hospital porque rompí una mesa de cristal con el brazo cuando tenía que darme la vuelta para agarrar a un tipo", relató reviviendo la escena".

Yo, robot recrea el Chicago del 2035, una ciudad en la que los humanos conviven con robots inteligentes que cocinan, conducen los aviones y se rigen por las Tres Leyes de la Robótica que protegen a los hombres de cualquier daño. "Me apasiona la tecnología. En 50 años hemos progresado lo que en 1.000. Me emociona pensar qué pasará en 50 años. Hemos hablado con más de 30 empresas de robots y es bastante realista pensar que llegaremos a algo parecido a lo que aparece en la película", predijo.

Por la promoción de Dos policías rebeldes II Smith, que tiene como modelo a Harrison Ford, visitó ya España en octubre y se le ve como en casa. "Tengo un maestro que viaja conmigo porque quiero hacer una película en español", dijo en esta lengua. "En Estados Unidos la gente apenas habla un idioma y veo que por ahí la gente habla dos y tres", prosiguió explicando, aunque aclaró que no rodará el hasta que no practique algo más el español.

A los 12 años Smith formó un dúo de rap que terminó llevándose dos premios Grammy y a los 20 era millonario. "Triunfé en la música y dejé los estudios, pero tenía planes de estudiar informática en la facultad. De todos modos estoy al tanto de los avances tecnológicos", explicó Smith, que no pasó por una escuela de interpretación, antes de dar una charla difícil de seguir sobre los software y los hardware.

El showman rodará en febrero una comedia romántica y en Cannes presentó Shark tale, una fábula de dibujos animados sobre unos tiburones mafiosos y un inocente pececill a la que prestó su voz junto a Angelina Jolie. "No me sentía tan libre desde que empecé en televisión", confesó al despedirse.

Will Smith, en Madrid.
Will Smith, en Madrid.LUIS MAGÁN

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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