Premio al 'proselitismo'
El cineasta Fernando Trueba, artífice de Calle 54 y del encuentro de Bebo Valdés con Diego El Cigala en Lágrimas negras, se considera a sí mismo un aficionado al jazz. Sólo eso. Pero sí reconoce que hay algo que le diferencia de otros incondicionales del género. "Tengo alma evangelizadora", dijo ayer en San Sebastián al recibir el premio Donostiako Jazzaldia de manos del alcalde, Ódón Elorza. "Suelo hacer proselitismo de las cosas que me gustan". "Quizá, simplemente, he llevado mi entusiasmo más lejos que otros".
Esa pasión es la que le ha llevado a luchar con fuerza por el jazz latino, la que le ha guiado en su empeño de dignificarlo. Y lo ha logrado. Gracias a él, "el músico latino está gozando de un respeto que no había tenido hasta hace unos años", constató el director del Festival Internacional de Jazz de San Sebastián, Miguel Martín. Por eso, se le concede el premio, por eso el certamen le cede una página de su historia: es la primera vez que el galardón, con el que este año se reconoce también la trayectoria de la norteamericana Shirley Horn, no recae en un músico.
Trueba, ganador de un Oscar por Belle Époque y director de una decena de filmes, recibió el reconocimiento horas antes de que el brasileño Carlinhos Brown actuará en el escenario principal del festival, la plaza de la Trinidad.
Precisamente con él prepara en la actualidad Milagro en Candeal, una película sobre "esclavitud" y sobre la capacidad de "la música para cambiar la sociedad" que le obliga a abandonar hoy San Sebastián. "Lo que me gustaría es quedarme todo el festival", dijo ayer. Porque "esta ciudad rinde culto a las cosas que más me gustan: el cine, el jazz y la gastronomía". Pero el trabajo le llama. Trueba tiene más de un proyecto en cartera. Primero, dijo, "una ficción normal" y después un musical de dibujos animados" con Mariscal. Junto con "el cine porno", ironizó, "es lo único que me quedaba por hacer".
