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Entrevista:DANIEL BARENBOIM | Director de orquesta y creador del taller musical West Eastern Divan

"Ante Beethoven todos somos iguales"

Daniel Barenboim critica la postura de las autoridades israelíes. "Durante 20 siglos, los judíos fueron una minoría en la diáspora. Unas veces fueron recibidos bien y otras mal. Desde 1948 tienen su propio Estado. ¿Cómo es posible que un pueblo que ha vivido durante 20 siglos como minoría pueda permitirse el lujo de mantener un control sobre otra minoría? Eso ocurre por ignorancia de sí mismo", dice. "El conflicto de Oriente Próximo se va a resolver no por medios militares. Vendrá algo inesperado y dramático que hará cambiar el pensamiento en Israel y Palestina. Llegará un momento en que se diga que ya no se puede más. ¿Qué son 87 chicos que escuchan música comparados con los miles que se matan diariamente? No es nada, pero es mucho", comenta Barenboim.

"La música enseña la necesidad de equilibrio entre lo racional y lo emotivo"
"Algo parecido al Plan Marshall es la única solución para Oriente Próximo"

"La construcción de un muro demuestra una ignorancia total de la realidad y que no se entiende un hecho muy simple e importante: que los destinos de los pueblos israelí y palestino están vinculados en el sentido de que uno influye a otro. La sociedad israelí no puede existir sin una solución del problema palestino y la sociedad palestina no puede existir sin una solución del problema israelí", concluye.

El pianista y director de orquesta israelí Daniel Barenboim (Buenos Aires, 1942) se mueve enérgico y esperanzado entre los jóvenes alumnos del taller musical West Eastern Divan, que se desarrolla estos días en Pilas (Sevilla). El taller, formado por músicos árabes, andaluces e israelíes, no sólo tiene un objetivo pedagógico, sino que también busca estrechar lazos y ayudar a conseguir la paz en Oriente Próximo. El taller musical West Eastern Divan, que celebra su sexta edición y está organizado por la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo (promovida por la Junta), fue creado por Barenboim y el desaparecido escritor palestino Edward Said.

"Ésta es mi casa. La verdadera dimensión completa de este taller no se ha realizado aún. Sólo lo estará el día que podamos tocar en todos los países que están representados en la orquesta", afirma Barenboim. Y es que está formación musical, que ofrecerá un concierto en el Teatro de la Maestranza de Sevilla el próximo 29 de julio, no puede tocar en Israel, Líbano ni Siria.

La convivencia diaria de los jóvenes músicos en Pilas demuestra que el odio no es una maldición fatal en Tierra Santa. "El taller es una microsociedad. Hay de todo. Hay quienes vienen porque quieren conocer al otro; hay quienes vienen, sobre todo, por la cuestión musical, y quienes lo hacen sólo por la cuestión musical. Venir aquí es hacer una declaración y decir que uno no cree en la solución militar", afirma. Barenboim recuerda que en el taller hay "gente que no tiene vida social para nada", pero que otros músicos y alumnos "entablan relaciones muy personales".

El director de orquesta israelí aboga por potenciar la educación musical para hacer un mundo mejor. "Se habla de la crisis de la música clásica, de que no hay público joven, de que no se venden discos", relata antes de puntualizar que esto se debe a la falta de educación musical. "Es como si pretendiéramos que alguien disfrutara del Quijote sin conocer el alfabeto. No hay suficiente educación musical en las escuelas. No hablo de educación especializada, sino de aprender la música como una parte más de la creación humana. Delante de Beethoven todos somos iguales. La música tiene dos caras. Una es que nos ayuda a olvidarnos del mundo. Pero tiene también la otra cara: a través de la música se aprende todo lo que se puede aprender sobre el ser humano. La música enseña la necesidad de un equilibrio entre lo racional y lo emotivo. Con la música se aprende a sentir y vivir el sentimiento y la sensualidad en proporción a lo que pensamos", explica.

"Aquí hay chicos de Ramala (Palestina), gente de un pueblo que no tiene contacto con la música, como, por ejemplo, ocurre con los alemanes. Están con un entusiasmo y una pasión que te demuestra que la música depende de cómo se les muestre a los chicos. En septiembre empezamos en Ramala un proyecto de un jardín de infancia musical. Habrá un piano e instrumentos para que los niños tengan el contacto con la música desde muy pequeños. En un lugar como Palestina, donde la sociedad civil tiene una vida muy complicada, existe la ventaja de que no hay burocracia. Es fácil crear este jardín de infancia con poco dinero y mucha pasión", dice el director de orquesta.

Oriente Próximo pierde su sangre en un conflicto que parece no tener final. Sin embargo, Barenboim cree que la paz es posible. "La única forma de ver el futuro es pesimista a corto plazo y optimista a largo plazo porque si no ¿a dónde vamos? Lo trágico es que se derrame tanta sangre inútil por la ignorancia y la falta de respeto de unos hacia otros", comenta. Barenboim señala que el mundo ha mejorado en muchos aspectos en los últimos 50 años. Con todo, no es suficiente. "No hemos aprendido que tenemos una obligación -no importa que uno sea de izquierdas o de derechas-, esa obligación es luchar contra la ignorancia y dar a las personas los medios para que se entiendan a ellas mismas y a los otros. Porque si no te entiendes a ti mismo, no entiendes al otro. Y ése es uno de los problemas de Oriente Próximo", añade.

"Algo parecido al Plan Marshall es la única solución para Oriente Próximo", rubrica el director de orquesta. "Si hubiera algo parecido a un Plan Marshall, donde israelíes, palestinos y jordanos vean que al cabo de cinco años están mejor, se podría conseguir un cambio inmediato", asevera. España puede jugar un papel decisivo en la paz por "sus relaciones privilegiadas con judíos y árabes". Barenboim elogia, en este sentido, que el "Gobierno español ha confirmado que sería posible dar a todos estos chicos pasaportes diplomáticos españoles para que puedan tocar en países de Oriente Próximo".

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