La avenida Ciudad de Barcelona estrenará el bordillo del carril-bus
El nuevo separador, de plástico, estará instalado a finales de mes
Azul, de plástico y con forma de "ola". Así son los nuevos separadores físicos de los carriles-bus de Madrid, que comenzarán a ser instalados a finales de este mes, según informó ayer el concejal de Seguridad y Servicios a la Comunidad, Pedro Calvo, durante la presentación del invento en la sede de la Empresa Municipal de Transportes. El primer bordillo estará en la avenida Ciudad de Barcelona, en el tramo comprendido entre la glorieta de Atocha y la calle de Gütenberg.
Con la colocación de estos separadores se pretende impedir la invasión por los vehículos privados del carril reservado al transporte público, y mejorar así la circulación de autobuses de la EMT, taxis y motocicletas. Las también llamadas "aletas de tiburón" se instalarán en tres fases, "siempre en horario nocturno o de baja intensidad de tráfico", dijo Calvo.
La primera fase, que empezó ayer con labores de señalización y medición en las calles donde se van a ubicar, consiste en la colocación de separadores en 22 de los 98 kilómetros de carril-bus existentes en la capital, y tendrá un coste aproximado de 1,2 millones de euros. El Ayuntamiento ha elegido para esta fase, que concluirá en septiembre, las vías con mayor tránsito de autobuses y en las que se registran más problemas de aparcamiento indebido. Son, en todos los casos, carriles-bus con una anchura mínima de 2,90 metros.
La avenida Ciudad de Barcelona, en ambos sentidos entre Atocha y Gütenberg, será la primera en ser "intervenida". Después, los técnicos municipales continuarán con la cuesta de San Vicente, desde la boca de salida del túnel de la M-30 hasta el puente de la calle Bailén.
Los nuevos separadores del carril-bus no se pueden retorcer, "ni siquiera quemar con gasolina", según el edil Pedro Calvo. El material del que están hechos -polietileno de alta densidad- es muy flexible y resistente, "lo que les permite recuperar su forma original en caso de ser aplastados". Además, al ser elaborados sin juntas ni soldaduras, "no tienen puntos débiles de rotura". En fin, que son "prácticamente" indestructibles.
Pero el bordillo-bus no es una idea del actual gobierno municipal. Los primeros separadores de este tipo -aunque entonces se fabricaron de hormigón- fueron instalados en 1988 por el edil socialista Valentín Medel. El PP, entonces en la oposición, los rechazó tajantemente por considerarlos "muy peligrosos". Al ganar la alcaldía José María Álvarez del Manzano, decidió retirarlos. El equipo de Alberto Ruiz-Gallardón los recupera ahora.
Para hacer más fácil su percepción por los conductores, los nuevos bordillos son de color azul y llevan incorporados reflectantes. Las piezas, que estarán separadas entre sí unos 12 centímetros, miden dos metros de largo por 30 centímetros de ancho y 35 de alto. Pesan 14 kilos, "lo que simplifica su instalación y desmontaje", y son "de fácil anclaje": se atornillan al suelo. Una vez emplazados los separadores en la avenida de la Ciudad de Barcelona y en la cuesta de San Vicente, el Ayuntamiento seguirá con las obras en Bravo Murillo, desde Cuatro Caminos hasta María Zayas; en la calle de Alcalá, en el tramo que discurre entre Núñez de Balboa y Goya, y en el que lo hace desde Manuel Becerra hasta Ventas; en Serrano, desde María de Molina hasta Diego de León, y en el paseo de la Castellana, entre las plazas de Colón y de Emilio Castelar.
El resto de bordillos, hasta cubrir gran parte de los 98 kilómetros de carril-bus de Madrid, llegarán ya en una fase posterior para la que aún no existen plazos.
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