La jornada laboral se reduce en 1,4 horas en los últimos cinco años
Sólo las administraciones públicas logran las 35 horas semanales
El 21 de mayo de 1999 los cuatros sindicatos mayoritarios vascos (ELA, CC OO, LAB y UGT) convocaban una huelga general para pedir las 35 horas semanales de jornada laboral. La jornada media de los convenios vigentes entonces era de 38,5 horas semanales. Cinco años después la media en los convenios vigentes es de 37,14 horas. Los trabajadores plantean en la negociación colectiva la reducción de jornada como una de sus banderas, pero se ha avanzado poco a pesar de la huelga. Las 35 horas están vigentes en poco más lugares que las administraciones públicas vascas.
Hace cinco años Europa debatía sobre el reparto del tiempo de trabajo para crear empleo. Lionel Jospin, en aquel momento presidente del Gobierno francés, aprobaba la jornada de 35 horas. El movimiento se extendía por Europa y en España la reclamación se convertía en la bandera del sindicalismo. En Euskadi se entró en 1997 en el debate de la mano del entonces consejero de Trabajo del Gobierno vasco, Ramón Jáuregui. En plena efervescencia el sindicato mayoritario en Euskadi, ELA, acompañado de LAB convocó una huelga general por las 35 horas que fue seguida con convocatorias por separado por CC OO y UGT. Los nacionalistas ampliaban su reclamación al marco vasco de relaciones laborales. Año tras año la reducción de jornada ha estado presente en la negociación de todos los convenios en Euskadi, pero el éxito ha sido desigual.
Mientras la llama del debate se mantiene viva en Euskadi, en Europa se viven momentos de regresión y ampliación de jornada. Las dos principales economías, Francia y Alemania, no terminan de despegar y sus respectivos Gobiernos piden a sus trabajadores que para aumentar la competitividad se incremente la jornada. El conservador presidente de Francia, Jacques Chirac, aseguró el pasado miércoles 14 de julio, que se mantendrá la jornada en 35 horas, pero instó a que en los convenios colectivos se negocien horas extraordinarias. En Alemania el canciller Gerhard Schroeder, socialdemócrata, ha pedido a los trabajadores que renuncien a una semana de las seis que disponen en las vacaciones de verano.
La batalla por la 35 horas en Euskadi sólo ha tenido éxito en la Administración. Mientras los trabajadores de las privadas pelean por reducir su jornada los de la pública han logrado en Euskadi una situación de privilegio. En 1999 la jornada anual media en el sector público llegaba a las 1.689 horas y este año se ha reducido a 1.555. Mientras, las empresas privadas no han logrado alcanzar el punto de salida de los trabajadores del sector público, y su jornada se contabiliza en 1.683 horas anuales.
En convenios vigentes
Pero ni siquiera estos datos son reales porque solamente reflejan los convenios vigentes. Además, en todo el proceso de reducción de jornada se deben considerar las horas extras, un dato muy difícil de declarar. El secretario de acción sindical de UGT Euskadi, Javier Bermejo, recuerda que no se declaran todas las horas extras.
Hace tres años un estudio del Departamento de Hacienda estimaba que la jornada laboral media se había reducido en Euskadi desde las 39 horas y 26 minutos semanales de 1985 hasta las 36 horas y 56 minutos de 1999. Pese a todo, Bermejo considera que se avanza poco a poco y que se van a seguir reduciendo las horas reales de trabajo. Bermejo se muestra convencido de que ante los nuevos retos y la mejora de la productividad no queda más remedio que reducir la jornada para repartir el trabajo. Los cuatro sindicatos mayoritarios vascos cuentan entre sus primeros objetivos la reducción de jornada, aunque ya nadie convoque una huelga general para lograrlo.
El debate de las 35 horas en Europa se ha relacionado mucho con el de la deslocalización. Los empresarios apuestan por aumentar la jornada para mantener las producciones, en caso contrario aseguran que los costes laborales impedirán a las empresas mantener su producción.
Como caso emblemático se puede citar el del grupo industrial Siemens en Alemania que el pasado mes de junio selló con el sindicato IG Metall un acuerdo que deberá evitar el traslado de miles de puestos de trabajo desde las plantas alemanas a países de Europa del Este y de Asia. A cambio, IG Metall admite ampliar por vez primera, aunque sólo sea en casos específicos, de 35 a 40 horas la semana laboral. Como primera consecuencia, Siemens mantendrá durante al menos dos años 2.000 puestos de trabajo en dos fábricas de teléfonos móviles en el oeste del país, Kamp-Lintfort y Bocholt. Originalmente, estos empleos debían ser trasladados a Hungría.
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