El Parlamento de las Religiones niega que haya riesgo de choque de civilizaciones

¿Choque de civilizaciones por culpa de la religión? El IV Parlamento de las Religiones del Mundo celebrado en Barcelona no ha concluido con una declaración solemne, como en sus asambleas anteriores, pero sí quiso subrayar ayer algunos signos distintivos. El primero tiene que ver con el fantasma del choque de civilizaciones, puesto en circulación hace diez años en Estados Unidos. "Este encuentro multirreligioso ha servido para desmentir esa teoría del choque de civilizaciones, ya que líderes de las religiones del mundo han dialogado de manera amable y han proclamado la armonía como modelo de sus relaciones", dijo uno de los organizadores, el director de la oficina local del parlamento y presidente honorario del Centro Unesco de Cataluña, Félix Martí.

Dirk Ficca, el pastor presbiteriano de Chicago que ejerce de director ejecutivo del Consejo del Parlamento, subrayó como una diferencia importante entre la reunión de este año y los encuentros anteriores "el compromiso de las personas de fe ante la violencia religiosa y otras cuestiones prioritarias para la comunidad global". "Este Parlamento tendrá un impacto significativo y los organizadores nos vamos muy satisfechos", dijo.

Compromisos concretos

Entre los compromisos concretos hay tres que suponen otros tantos órdagos a la incapacidad de los gobernantes y la insolidaridad del capitalismo del mercado, los conceptos más criticados o vilipendiados aquí. Se trata de organizar una comunidad interreligiosa en Sarajevo para reunir a palestinos e israelíes en Bosnia, de facilitar el acceso a agua potable en Haití y Africa Occidental, y de comprometer a las comunidades hindú y sij en la India sobre el drama que viven cientos de miles de refugiados.

Al margen de un cierto exotismo y de las actividades festivas que han salpicado sus jornadas, este IV Parlamento de las Religiones se ha distinguido, finalmente, por el número y la energía de las voces que se han alzado para denunciar el creciente sufrimiento humano, la pobreza y la injusticia global, y a sus variados responsables. "Un diálogo interreligioso de espaldas al sufrimiento de las personas y los pueblos, a causa de estructuras humanas injustas, es un diálogo que no tiene razón de ser. Sería una traición a la vida, a la historia y a nuestras religiones no asumir ahora un público compromiso en favor de la paz y la justicia", concluyó uno de esos simposios, el organizado por teólogos católicos de la liberación junto a líderes de otra docena de creencias.

Este IV Parlamento de las Religiones del Mundo ha reunido en los últimos diez días en Barcelona a 8.000 personas -una cifra no confirmada aún por la organización-, procedentes de 75 países y de centenares de tradiciones espirituales. Es, de momento, -parece difícil que pueda superarse- el acontecimiento estelar del Fórum Universal de las Culturas.