Cuatro ministros pidieron a Blair que no dimitiese

Cuatro ministros del Gobierno británico pidieron hace un mes al primer ministro Tony Blair que no dimitiera y le aseguraron que tenía el mayoritario apoyo del Gabinete, según una información del cronista político de la BBC, Andrew Marr, ampliamente difundida ayer por la corporación pública. Marr sostiene que las relaciones entre Blair y su ministro del Tesoro, Gordon Brown, son en estos momentos "frágiles, coléricas y no del todo estables"; que las "tensiones subyacentes" en el Gabinete son mayores que nunca pero que el primer ministro tomó la decisión de mantenerse en el cargo y tiene ahora "una moral de hierro".

Las revelaciones de la BBC llegan en vísperas de que lord Butler haga público el próximo miércoles el informe parlamentario sobre los fallos del espionaje británico antes de la guerra de Irak, que según las especulaciones de la prensa será más duro de lo que se esperaba meses atrás. Pauline Jones, antigua jefa del Comité Conjunto de Espionaje, manifestó ayer que "en última instancia los políticos son responsables de los errores de la inteligencia en la preparación de la guerra de Irak".

Según la BBC, los ministros John Reid (Sanidad), Tessa Jowell (Cultura) y Charles Clarke (Educación) pidieron a Blair, en sendas entrevistas personales y por separado, que se mantuviera al frente del Gobierno. Lo mismo hizo Patricia Hewitt (Industria) por carta. No está claro si esas peticiones se deben a que pensaban que Blair iba a dimitir o sólo una reacción a las especulaciones de la prensa sobre una eventual dimisión. Tessa Jowell, entrevistada por la BBC, se limitó ayer a decir: "No voy a hacer comentarios de ningún tipo sobre mis conversaciones privadas" y a apoyar totalmente el trabajo de Blair al frente del Gobierno.

Se considera una verdad establecida en Westminster que Blair y Brown llegaron en noviembre pasado a un pacto sobre la transición del poder de uno a otro. Algunas versiones de ese pacto sitúan la sucesión a mitad de la próxima legislatura y otras versiones la sitúan en estos días, última oportunidad para que Brown tome el mando del laborismo con tiempo suficiente para preparar las elecciones, previstas para la próxima primavera aunque legalmente pueden retrasarse hasta junio de 2006.