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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Conserjes de la UPO

Señor rector de la Universidad Pablo de Olavide. Este escrito persigue un modesto, aunque fundamental, cometido: reflejar con cierta fidelidad cuál es nuestra conmoción como trabajadores de esta universidad ante la inminente realidad de abandonar nuestros puestos de trabajo. En este sentido, nuestra voz es clara y unánime y hablaremos sin reservas: desde el colectivo laboral de conserjes de la UPO que usted dirige nos sentimos profundamente engañados. Pero no queda ahí: también nos sentimos lastimados, vulnerados en nuestros derechos como trabajadores y, en consecuencia, lo que resulta verdaderamente peor, nos sentimos denostados en la dignidad de nuestras personas.

Estas consideraciones absolutamente reales, como absolutamente real ha sido y es nuestra precariedad, e igualmente real es la situación de desamparo que por parte de su equipo de gobierno padecemos. Pero en la sensibilidad colectiva conformada por los 48 trabajadores de esta universidad que, agazapados bajo estas líneas presentan diferentes aunque humildes situaciones familiares y personales, es algo que sólo cabe describirse como una intensa oleada de indignación e injusticia por la amenaza cierta de pérdida de nuestros empleos. Es un triste y deshonroso balance para nuestro trabajo en la universidad y para la entrega y celo profesional que hayamos podido demostrar.

Porque, créalo usted o no, hasta los simples conserjes de esta universidad tienen derecho a una estabilidad laboral, y al trato respetuoso hacia sus derechos, sobre todo teniendo en cuenta aquellos derechos que son irrenunciables y sobre los que su equipo de gobierno ha permitido arbitrariamente la aplicación de una ley de excepción. Nos referimos a las desconocidas y peculiares condiciones en que se desenvuelve nuestro trabajo, cuestiones laborales sobre las que el ordenamiento jurídico se expresa de un modo inequívoco y vinculante.

Señor rector, en confianza, ¿es posible que todavía la universidad se lave las manos y emplee la táctica del desplazamiento de la culpa, o por decir más suave, de la responsabilidad?

Señor rector, usted representa una institución que se autocalifica de proyecto socialista, definitivamente de izquierdas. Pero la verdadera izquierda, si es algo, es primordialmente dos vocablos: solidaridad y justicia social.

Señor rector, concluye este escrito. Hay en todo esto dos hechos ciertos. Primero, la comunidad universitaria (alumnos y profesores) nos apoya y alienta. Desde aquí, nuestra más sincera gratitud. Segundo: hacemos lo que debemos hacer, con toda la fuerza moral que ello proporcional. ¿Podrá usted decir lo mismo?

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