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Entrevista:VICENTE RODRÍGUEZ | Presidente de la Asociación Valenciana de Gastronomía

"La gastronomía es un vehículo de unión"

Miquel Alberola

Pregunta. Empezó redactando los estatutos de la asociación y ha terminado presidiéndola.

Respuesta. En la reunión en la que se empezó a gestar la asociación alguien preguntó para qué servía esto y yo, per bon xic, salí a responderle que si Valencia, la burguesía... Y me dijeron: nadie como tú para explicar lo inexplicable.

P. Por lo menos le interesaba la gastronomía, ¿no?

R. Como nací en la época del hambre, diría que la gastronomía en mi caso es una reivindicación. Soy un atento observador y paladeador, pero no he sido un cultivador de la ciencia.

P. ¿Qué pretende aportar la asociación?

R. Parece una obviedad a estas alturas decir que la gastronomía es parte de la cultura, que la burguesía es la que le da tono a la cultura de un pueblo y que en la propia definición un burgués es un señor al que le gusta la pintura, la música, la literatura y comer bien, y que pone dinero para eso. La academia pretende que el valenciano que esté interesado en la gastronomía se implique, y establecer criterios. Dar ideas a los que saben hacer cosas y promover la cultura de la cocina valenciana, contactos, intercambios...

P. ¿Alguna prioridad?

R. Una de ellas es hacer un documento global de la oferta gastronómica: qué productos, dónde comprarlos, cómo cocinarlos, dónde comerlos... Sería una especie de índice de la gastronomía. Otra, dignificar el arroz más allá de la paella, y también difundir nuestra cocina en Madrid y Barcelona. Hay que ver cómo encontramos financiación y cómo se hace.

P. Tratándose de la burguesía no habrá problema.

R. Pues ése es el problema. Se trata de reunir a esa burguesía atenta y comprometerla.

P. ¿La asociación es un recinto para la burguesía?

R. Bueno, debería haber utilizado la palabra ciudadanos. Entiendo que la revolución burguesa francesa, que es la que se refleja en Cataluña y el País Vasco, es la que protagoniza los acontecimientos culturales.

P. ¿Por qué necesita la burguesía agruparse en torno a la gastronomía? ¿Por qué ahora y no antes?

R. Organizarse siempre ha dado resultados positivos. Los que vamos tomando conciencia de que las cosas se hacen porque vale la pena entendemos que no hay otro mecanismo para que eso tenga un método y un sistema que articularse en grupos de presión. A catalanes y vascos les ha ido bien.

P. A menudo se ha acusado a la burguesía valenciana de no jugar el papel que le correspondía.

R.

El tópico de que el valenciano es individualista y que quiere caviar a precio de sardina tiene una base de certeza. No hemos tenido facilidad para reunirnos y hacer grupos de presión desde políticos hasta culturales. Y cuando lo hemos hecho, hemos fracasado por falta de medios. Pero ahora las cosas ya empiezan a funcionar mejor. P. Usted realizó un papel notable en el Club Jaume I. R. Mi padre fue el fundador. Ahí se trata de decir lo que uno piensa sin pensar lo que dice. Somos gente diversa que goza moderadamente de la gula y dialoga sin compromiso. P. ¿La Academia Valenciana de Gastronomía tendrá esa diversidad? R. La tendrá. En este momento somos 22 fundadores, la mayoría notarios, economistas, abogadosa gente diversa interesada en la gastronomía, porque la gastronomía es un vehículo de unión. P. Comer no es lo único que le interesa. R. Pues es de las cosas que más. La felicidad es tener gustos sencillos y mente complicada. Me gusta tener la mente complicada y el espíritu sencillo de comer cosas sencillas.

EN DOS TRAZOS

El abogado Vicente Rodríguez (Valencia, 1946) tocó el contrabajo en el conjunto Los Michaels en los años sesenta, junto a José María Coll, José Luis Pérez de los Cobos y José María Herrando Mariscal, pero también se forjó un acreditado y comprometido cartel liberal durante la dictadura como promotor de cenas políticas, de editoriales como Prometeo o la sociedad Studio. Ahora, con el mismo espíritu de sumar y propiciar espacios comunes se ha puesto al frente de la recién fundada Academia Valenciana de Gastronomía, surgida a instancias de la española, pero con absoluta independencia respecto a ella.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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