Marcha, sol y arena en Berlín
Un aliciente turístico a orillas del río Spree, en pleno centro urbano
El río Spree serpentea suavemente por Berlín. Sobre él pasean barcos repletos de gente, pero también cargados de arena, piedra y carbón.
Quizá este río no tenga la notoriedad que el Támesis en Londres o el Sena en París, pero en verano el Spree cobra vitalidad y concentra el ambiente más vacacional y refrescante de la capital alemana. A sus orillas se han instalado en los últimos dos años playas artificiales con arena, bares y tumbonas.
Pinchadiscos, grupos de música cubana o guitarristas ambientan estas nuevas islas de la diversión que reúnen los elementos del cóctel berlinés que sabe a libertad y energía. Palmeras, sombrillas y toldos protegen del sol nórdico cuando se asoma entre las nubes. En los quioscos se venden bebidas -con y sin alcohol-, cruasanes, yogures, salchichas y bocadillos.
Varios kilómetros del Spree coincidían en el este y el centro de la capital con la frontera geopolítica entre las antiguas dos Alemanias y, por tanto, sufrieron más heridas que otras zonas. A medida que avanza la reconstrucción de la ciudad, cambia el aspecto de las orillas de su río. Las playas, que revitalizan los solares a lo largo de la frontera entre el viejo Berlín occidental y oriental, se encuentran: una, al pie del Bundestag (Parlamento alemán), de cara a la isla de los Museos; otra, a espaldas del East Side Gallery (donde se pueden ver los restos del muro), y otra más, en medio de edificaciones industriales. Si bien estos espacios dan vida a puntos emblemáticos de Berlín, no curan del todo sus cicatrices. Y en ello consiste su atractivo y el de toda la ciudad. Se mezclan arquitectura modernísima con ruinas, espacios a punto de ser edificados y solares que parecen no tener destino alguno.
Calatrava y Foster
A la sombra del puente Kronprinzessinbrücke, diseñado por Santiago Calatrava, a la vuelta del Reichstag -donde cientos de personas esperan para subir a la cúpula de vidrio de Norman Forster-, comienza la mañana con el sol de frente. Los diputados del Parlamento alemán, los ayudantes del canciller y los periodistas pueden dejarse ver para tomar un zumo de naranja en medio de los imanes arquitectónicos. En el va y viene de la Bundespressestrand (playa de la Prensa Federal) se mezclan turistas y ejecutivos con traje y corbata. No sería Berlín si no se escuchara de vez en cuando alguna grúa, y si al girar la cara desde una cómoda tumbona roja hacia el norte no se viera una gran obra: la de la estación central de tren, que será una de las más grandes de Europa una vez terminada. Desde la playa, y con un trasfondo musical al estilo chill-out, se puede leer el asombro en las caras de quienes escogieron un paseo en barco para ver la nueva arquitectura berlinesa, cuando de pronto, tras pasar por una curva, se encuentran con una playa.
Caminando en dirección este y pasando por delante del Reichstag, la estación Friedrichstrasse y el Berliner Ensemble, el teatro de Bertolt Brecht, se llega a la punta norte de la isla de los Museos. Se cruza el Spree a través de un pequeño puente peatonal para llegar a la playa Strandbar Mitte.
Bajo media docena de palmeras, el atardecer con vistas al Bode-Museum es perfecto cuando se enciende la iluminación decorativa de los edificios neoclásicos. Aquí se juntan todas las nacionalidades y edades. Se descansa y charla sentado en tumbonas o en la misma arena. De noche, la Strandbar parece más un bar de moda, donde el público bebe cerveza, caipirinha y vodka Red Bull.
En medio de los restos del muro que se pueden ver cerca de Ostbahnhof, en la East Side Gallery, se encuentra el paso hacia Oststrand. Entre las tumbonas hay suficiente espacio para poner una toalla. El río se hace aquí más ancho, y las tumbonas, en el barco de madera antiguo que está anclado al pie de la playa, se llenan con lectores de periódicos, revistas y libros.
Una piscina del estudio AMP
Un par de kilómetros hacia el este se abre el puerto de Treptow, donde se encuentra el lugar más mágico a orillas del Spree. El arquitecto Fernando Menis y sus colegas del estudio AMP, con sede en Santa Cruz de Tenerife, construyeron una piscina flotante, el Badeschiff, a 32 metros de la orilla. Para llegar hasta ella, una pasarela con terrazas de madera que se iluminan de noche con luces naranjas. Junto al agua, entre la sala de conciertos Arena y otras edificaciones industriales de ladrillo, se extiende un tramo de arena que completa este proyecto playero concebido por los arquitectos españoles y la artista berlinesa Susanne Lorenz.
El Badeschiff es unos de los tres proyectos artísticos que animarán este verano el Spree bajo el título Constructed connections (conexiones construidas). Los otros dos son instalaciones: Fata Morgana, de Manu Kumar y Tom Heneghan, que ilumina el puente Eiserne Brücke, y Lichtbrücke, una proyección de luz que simula el fluir del agua y que firman los artistas Mischa Kuball y Rike Yamamoto en el puente Friedrichbrücke. Las instalaciones tienen como objetivo lograr la identificación de la gente con el río que recorre su ciudad.
GUÍA PRÁCTICA
Cómo llegar a las cuatro playas
- Badeschiff Spreebrücke
(00 49 30 53 32 03 40; www.arena-berlin.de). Eichenstrasse, 4. Berlín-Treptow. U-Bahn (metro): Schlesisches Tor. S-Bahn (tren urbano): Treptower Park. Abierto de 8.00 a 24.00 horas (o más, depende del tiempo). Entrada: tres euros. Hay una programación nocturna con disc jockeys internacionales.
- Bundespressestrand (www.bundespressestrand.de). Kronprinzenbrücke, Berlín-Mitte. Metro/S-Bahn: Friedrichstrasse. Programa musical nocturno con actuaciones de artistas internacionales.
- Europabar am Oststrand (www.oststrand.de). Mühlenstrasse, 78-80. Metro/S-Bahn: Warschauer Strasse. Abierto a partir de
las 8.00 horas.
- Strandbar Mitte (www.strandbar-mitte.de). Monbijoustrasse, 3. Berlín-Mitte.
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