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Reportaje:OCIO SOLIDARIO | Asociación Malagueña de Emigrantes Retornados

Cicerones para una nueva vida

Una asociación de Málaga ayuda a resolver los problemas que les surge a los emigrantes que deciden volver a España

El paso del tiempo y el más que aceptable nivel de vida alcanzado en los últimos 30 años han provocado que buena parte de la sociedad haya olvidado que Andalucía, como buena parte del país, fue tierra de emigrantes. Un fenómeno que desde hace una década ha vuelto a reactivarse en la comunidad pero a la inversa. Se trata de la vuelta a casa de las miles de personas que un día optaron por emigrar a Alemania, Francia, algún país suramericano o incluso Australia para labrarse un futuro mejor.

Un regreso que, en muchas ocasiones, se convierte en una pesadilla para los emigrantes retornados, que se ven abrumados por las trabas administrativas y burocráticas que se les plantean. Para que ese ansiado retorno no acabe en aventura frustrada, en 1998 nació en Málaga la Asociación Malagueña de Emigrantes Retornados (AMER), una organización sin ánimo de lucro que se encarga de facilitar la integración de los emigrantes.

La asociación la dirigen cuatro personas especializadas en todo lo relacionado con este asunto. Genoveva García, coordinadora de todos los programas de AMER y encargada del área de Suramérica, y Pilar Cabello, encargada del área de Alemania, pasaron en su día por las mismas peripecias que ahora viven a los que ahora ayudan. Cabello nació en Alemania. De madre malagueña, a los 29 años cambió Westfalia por Málaga, adonde llegó con su hijo de dos años y ganas de quedarse.

"El problema de la emigración es poco conocido y el del retorno lo es aún más", afirma Genoveva García, caraqueña de padre malagueño. "No es sólo el choque cultural y social; existen muchos problemas de tipo administrativo por la falta de coordinación entre las Administración y los consulados", añade. "La gente llega a nosotros con mucha ansiedad por las dificultades que encuentra. Aquí nos encargamos de tramitarles las pensiones o la recuperación de la nacionalidad, de darles una orientación laboral y de ayudarles a que su integración sea más rápida", explica García, quien confía en que el nuevo Gobierno socialista desbloquee la situación que se ha vivido en los últimos años.

"Hemos trabajado con muchas dificultades y los retornados han sido olvidados. Se deben aplicar políticas efectivas como las de la Junta de Andalucía o las de la Xunta de Galicia", afirma esta socióloga treintañera, satisfecha de haber ayudado a cerca de 2.500 emigrantes el pasado año. "Uno de los casos más difíciles que atendimos es el de una anciana malagueña que regresó de Venezuela con su hija deficiente. La mandaron a Galicia y allí estuvo en un albergue. Consiguió llegar a Vélez-Málaga y un policía las sacó de la calle y las puso en contacto con nosotros. Ahora se les está tramitando una pensión asistencial y una plaza en una residencia", relata.

"Como éste se dan muchos casos, de gente mayor que nos escribe porque no tienen dinero y quieren volver para morir", añade la coordinadora de AMER, que organiza varios viajes al año para que los emigrantes encuentren a sus familiares o logren hacer amistades para hacer más agradable su retorno a casa.

Consejos desde la experiencia

Si hay algo que apacigua los nervios y la intranquilidad de los emigrantes que acuden en busca de ayuda a AMER es conocer que quienes les asesoran pasaron por su misma situación no hace mucho tiempo. Los técnicos y colaboradores de la asociación son el mejor espejo en el que pueden mirarse para vislumbrar que el futuro será mejor.

Según explica Genoveva García, la mayoría de los emigrantes retornados que acuden a la asociación plantean problemas de tipo administrativo, asesoramiento que se les brinda de forma gratuita. "En algunas ocasiones, si los trámites son largos y necesitan de mucha documentación, se les solicita una colaboración de 30 euros, pero son los que menos", explica.

Pese a que según la ley la condición de emigrante retornado se pierde al cabo de dos años del regreso, en AMER se sigue atendiendo a estas personas.

"Es que muchas una vez que se han asentado y rehecho su vida acuden a nosotros para, por ejemplo, tramitar la pensión que les corresponde por los años que trabajaron en Francia o Alemania", cuenta.

Otro de los principales problemas que padecen los emigrantes retornados es el del acceso a la vivienda y a un puesto de trabajo. "La mayoría encuentra serios problemas para convalidar sus estudios universitarios aquí. Viene gente muy cualificada, como arquitectos, odontólogos, médicos y un trámite que debiera durar seis meses puede prolongarse hasta tres años", denuncia García.

AMER fue fundada por su actual presidenta, Josefina Cembrero, una emigrante que volvió a Madrid a principios de los años ochenta y que colaboró en la fundación de la primera asociación de este tipo que funcionó en España, APOYAR, con sede en Madrid. Actualmente, AMER forma parte de la Federación Andaluza de Asociaciones de Emigrantes Retornados (FAER), cuya sede está en Granada. Más información: 952 34 93 04 o amer@clientes.unicaja.es

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