Centro histórico
Ayer dando un paseo por el centro de nuestra ciudad, Málaga, me encontré con un paisaje desolador por cuanto las calles y lugares que recorría del centro histórico parecían sacadas más bien de un reportaje de cualquier país del Tercer Mundo que de la capital económica de Andalucía, como nos gusta llamar a Málaga.
Edificios derruidos, fachadas a punto de caerse, viviendas abandonadas y por lo tanto descuidadas, barreras arquitectónicas de todo tipo, basura y suciedad en las vías, cucarachas y ratas por las esquinas, en suma, dejadez y abandono total. Eso sin pararnos, claro está, a hablar de la pobreza generalizada o de la delincuencia reinante a ciertas horas.
No es una pena sino más bien, en mi opinión, una vergüenza la situación actual del centro de Málaga: parece mentira que luego queramos ir comparando nuestra ciudad con otras en monumentos y visitas de turistas cuando estamos a años luz en limpieza, cuidado y embellecimiento de calles y lugares.
Una ciudad como la nuestra con un gran patrimonio cultural e histórico enfangado y escondido entre basuras. ¿Acaso el centro histórico es tan solo la calle Larios y poco más? ¿Y qué pasa con las condiciones de vida y sanitarias de los ciudadanos que viven allí?
No sé si la culpa es del Ayuntamiento, de los pocos vecinos que todavía sobreviven en el centro o, seguramente, de todos en general: lo que sí tengo claro, porque yo mismo durante un año he estado viviendo concretamente en la calle San Juan, es constatar con tristeza e indignación el desamparo del que en otro tiempo fue uno de los barrios más bonitos y con más encanto de toda la ciudad.
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