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Reportaje:

Los enfermos duales piden centros únicos

Las familias de afectados exigen centros específicos en Andalucía para atender sus trastornos mentales y su adicción

Tereixa Constenla

Suena fuerte, pero algunas madres llegan a desear la muerte de sus hijos. En algunos círculos, la confesión de semejante anhelo se encaja con naturalidad y comprensión, casi con complicidad. Lo cual es aún más fuerte. En una sala de la Diputación de Sevilla, el pasado miércoles, hablaron mujeres que desean la muerte de sus hijos porque ya han sobrepasado la raya de la desesperación y escucharon otras que se solidarizaban en silencio con semejante estado de ánimo.

Esa tarde se reunieron medio centenar de personas de Cádiz y Sevilla que tienen en su casa algún enfermo dual, esto es, un adicto a alguna sustancia que sufre simultáneamente una psicopatología. O sea un enfermo mental toxicómano. O un drogodependiente con trastornos mentales.

Se levantó una mujer, cuyo nombre se omite por razones obvias: "Yo soy madre, viuda, y mi hijo me ha pegado, maltratado, me ha querido matar, no sé escribir ni leer, yo lo único que pido es un centro para ellos, quieran o no quieran, y que se cure porque ni vive ni deja vivir, y si no se va a curar que Dios lo recoja a él y si no que me recoja a mí". Puesta en pie, relató concisa su calvario. Cuando se sentó de nuevo, a su lado lloraba una compañera. Del asiento delantero llegó una mano que le apretó la suya con fuerza.

Muchas llamadas

Resultó uno de los testimonios más crudos que se escuchó en la sala después de la intervención del Defensor del Pueblo andaluz, José Chamizo, y el jefe del servicio de neurología del hospital Puerta del Mar, en Cádiz, Jesús Acosta, pero no fue el único. Los dramas en las familias con algún enfermo dual se repiten. "Tengo un hijo que con el alcohol es horroroso", decía una. Y otra, madre de un toxicómano que lleva 16 meses en la calle: "Hay días que dices hasta aquí hemos llegado y otros que dices es tu hijo; he tocado a muchas puertas, es muy fuerte tenerlo en la calle, cuando alguien llega a estos extremos que por favor lo incapaciten y la familia pueda disponer de él".

En Andalucía no existen centros terapéuticos cerrados, específicos para estos enfermos y de carácter público. Sólo Cantabria dispone de uno de estas características. "Son recursos caros, pero vamos a exigir que sean cerrados, no pueden estar entrando y saliendo de las cárceles", reclamó Álvaro Álvarez, vicepresidente de la Federación Andaluza de Drogodependencias, Sida y Patologías Duales Redes.

Como director de una comunidad terapéutica en San Roque (Cádiz), Álvarez se encuentra a menudo con drogodependientes que ingresan en su centro para someterse a una desintoxicación y que sufren algún trastorno mental. Se queja de que la actual estructura administrativa, con lo social por un lado y lo sanitario por otro, propicie que estos enfermos vayan de un recurso a otro como una pelota de pimpón. A lo que suma que, tras la reforma psiquiátrica que generó el cierre de numerosos centros, "los servicios de salud mental están desbordados".

Cuando un enfermo dual sufre un episodio violento en su casa, su familia llama a la policía y lo más probable es que acabe ingresado varios días. "En el momento en que se normalizan los echan a la calle y que los atienda la familia", explica el psicólogo.

Pero si vuelve a consumir se repetirán los brotes. Y si ingresa en la cárcel por algún delito, el círculo vicioso se romperá difícilmente. Es lo que ocurre con el hijo de una vecina de Lora del Río, que ingresó en prisión en marzo, pendiente de acceder en una comunidad terapéutica.

"Para los enfermos duales no hay nada en salud mental", se quejaba en la asamblea la presidenta de la Asociación de Familiares y Amigos de Enfermos Duales de Cádiz, la primera organización montada en Andalucía para exigir una atención específica para estos enfermos. La de Sevilla, nacida de la asamblea de esta semana, será la segunda.

En alza por nuevos consumos

Un enfermo dual es aquel que presenta patologías psiquiátricas y tiene adicción a alguna sustancia. El 40% de los adictos, según el jefe de neurología del hospital Puerta del Mar, Jesús Acosta Varo, sufre una patología dual, aunque en el único estudio realizado hasta la fecha en España, elaborado en Cantabria, estos porcentajes casi se duplicaban. La enfermedad cada vez aumentará más porque, expone Acosta, "se están poniendo de moda otras pautas de consumo de drogas de síntesis que no controlamos, se desconocen bastante sus efectos y qué puede producir la combinación de cosas que contienen".

Jesús Acosta sostiene que casi "el 100%" de todas las drogas pueden desencadenar patologías duales, aunque existe una predisposición genética que también condiciona el desarrollo o no de trastornos mentales en personas con alguna adicción. Las que generan más riesgo, según el especialista, son el ácido lisérgico, las de síntesis y la mezcla de cannabis y alcohol porque "tienen más capacidad de psicotizar". El neurólogo, que asesora a la asociación gaditana, defiende la inclusión de estos pacientes en la red sanitaria: "Es un enfermo y hay que tratarlo como tal".

El asociacionismo cuenta con el impulso de algunos profesionales sanitarios, que consideran que la reivindicación colectiva será la única vía para que la Administración sanitaria y social comience a atender a estos pacientes de forma específica. "Los profesionales estamos desbordados y frustrados", reconocía el miércoles Álvaro Álvarez ante el medio centenar de personas que acudió a la asamblea.

Ante las críticas de algunas prácticas médicas, la presidenta de la Asociación Andaluza de Profesionales en Drogodependencias y otras Adicciones, Nani Aguilar, insistía en la necesidad de sumar esfuerzos: "Tenemos que verter vuestras angustias y las nuestras en el mismo sentido para forzar a la Administración a crear los recursos". "No sabéis la impotencia que sentimos los profesionales cuando no tienes medios suficientes para atender a un paciente", agregó.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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