La carrera emblemática
El día más feliz de la vida de Sebastián Porto no fue cuando ganó su primer GP, hace tres semanas en Mugello, sino ayer, tras obtener su segunda victoria ¿Por qué? Porque el bravo piloto argentino acababa de materializar el sueño de cualquier motociclista: vencer el Dutch TT. Situado en el extremo norte de Holanda, a 25 km de Groningen, el circuito de Assen es conocido como "La Catedral" del motociclismo por su capacidad de congregación entre los adeptos a las dos ruedas, aunque a finales de los años ochenta Jerez empezó a disputarle ese honor.
Pero el Tourist Trophy holandés, la prueba decana del Mundial, sigue siendo la carrera más emblemática del calendario. El primer Dutch TT se disputó en 1925 en un circuito de 28 kilómetros entre los pueblos de que rodean el área de la pista actual, Witten, Laagalerveen y Hooghalen. Entonces las grandes carreras también se organizaban para atraer visitantes a la zona, y muchos pilotos corrían sobre la misma moto en la que habían viajado. Así nació el trofeo del turista en sitio como Irlanda del Norte -El Ulster TT- y la Isla de Man, el más famoso y cuestionado por sus accidentes (ahí se mató en 1970 sobre su Ossa 250 Santiago Herrero, uno de los más prometedores pilotos españoles), pero sólo el Dutch TT se ha mantenido vigente en el Mundial. En 1955 se habilitó una pista semipermanente de 7,7 kms con una recta de 1.500 metros de largo, acortada en 1984 a los actuales 6.049.
Permanente desde 1992, el circuito fue profundamente remodelado diez años después. Con una recta principal de 970 metros y 23 curvas -14 a derechas y 9 a izquierdas, todas muy peraltadas-, hoy es un trazado rápido y llano, el más largo el Mundial y donde se obtiene la mayor velocidad media (casi 180 km/h en MotoGP). Entre las peculiaridades de este circuito está su inestable climatología, tributaria del cercano Mar del Norte.
También es el único GP que se disputa en sábado por algún oscuro puritanismo protestante. Pero pilotos y aficionados adoran este circuito en el que las carreras pueden convertirse en espectáculos de una plasticidad impactante. Sin rectas largas y con muchas curvas muy peraltadas, las motos ruedan en permanente inclinación formando, cuando giran al unísono, una suerte de ballet mecánico que hubiera deleitado al propio Marinetti.
Los españoles, particularmente, tienen una relación muy especial con Assen: Angel Nieto es el catedratico mayor de esta pista con quince victorias entre 1971 y 1984. Nadie ha ganado tantas veces ahí. Jorge Martínez Aspar reinó como dominador de la desaparecida clase 80 cc: de 1984 a 1988 todos los podios fueron suyos. Ahí se adjudicó Alex Crivillé en 1992 su primer Gran Premio en 500 con la Honda-Campsa, y ahí sufrió años después un grave accidente en el que casi se destrozó la mano. Dani Ciclón Pedrosa ganó el año pasado en 125 su primer GP. Alzamora, Elías y Gibernau también han vencido en Assen, y desde ayer el joven mallorquín Jorge Lorenzo, con su estilo algo salvaje y sus pasadas a cuchillo, es otro conquistador de gloria en el asfalto holandés.
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