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Reportaje:Eurocopa 2004 | Grecia espera rival

El espíritu de Laudrup

Gronkjaer, que perdió a su madre en vísperas del torneo, destila la esencia del extremo puro

"He venido aquí para disfrutar. Si no, no habría venido". Jesper Gronkjaer resume así cómo el brillante juego de su selección, la danesa, le ha permitido aliviar el dolor por la muerte de su madre, Irmelin, víctima de un cáncer poco antes de iniciarse el torneo.

Gronjkaer hubo de abandonar la concentración por tan trágico motivo y se perdió el primer partido, ante Italia, pero regresó a tiempo de enfrentarse a Bulgaria y Suecia en los dos que completaron la liguilla de la primera fase. Un gran regreso. Marcó un gol ante los búlgaros y lo celebró con una explosión de rabia contenida. Luego, contra sus vecinos nórdicos, dio una exhibición de regate y velocidad.

No en vano es un extremo puro que regatea y desborda tanto por una banda como por otra, aunque prefiere la izquierda. De alguna manera, personifica el espíritu del gran Laudrup. "Hay muy pocos equipos que jueguen como nosotros, con tanta gente al ataque y tan pocas precauciones defensivas. Es un placer jugar en él", resume Gronkjaer, al que no abandona una sombra de tristeza en sus grandes ojos claros.

"Hay muy pocos equipos que jueguen como Dinamarca, tan al ataque. Es un placer"
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A sus 27 años, Gronkjaer tiene un aire distinguido y arrogante también fuera del campo. De su labio inferior cuelgan unos pelillos rubios que no llegan a convertirse en perilla. No se cansa de hablar de las maravillas de su conjunto. "Ni siquiera en Inglaterra se juega así", dice el todavía jugador del Chelsea. ¿Todavía? Sobre eso no quiere soltar palabra. Aseguran en Inglaterra que ha llegado a un acuerdo con el Birmingham, que también ha firmado a Heskey.

"Nuestro seleccionador prefiere que ganemos por 4-3 que por 1-0. Es una gran aficionado al fútbol y su forma de entenderlo le va muy bien a mi estilo", abunda.

En efecto, a Morten Olsen le gustan los extremos y quiere que actúen muy abiertos y demuestren sus habilidades: que regateen, desborden y alcancen la línea de fondo. No es casual que tenga tanto entre lo que elegir: Gronkjaer, Rommedhal y Jorgensen saben muy bien cómo hacerlo. Son la clase de aleros que se convierten en una pesadilla para los laterales. Uno de ellos, el sueco Edman, criticó a Gronkjaer tras el duelo escandinavo: "Es un quejica. Se pasó el encuentro pidiéndole al árbitro que me amonestara".

La relación de Gronkjaer con Olsen viene de largo. Ya fue su entrenador en el Ajax, cuando el club holandés le fichó estando en el Aalborg, danés. Se lo pasó en grande en Holanda, marcó un gol de media cada tres partidos y ganó la Copa en 1998. Pero el club de Amsterdam, sin siquiera avisarle, lo traspasó en el verano de 2000 al Chelsea por 12,3 millones de euros. El jugador montó en cólera y maldijo a sus dirigentes. Pero no le quedó más remedio que cambiar sus registros.

En el londinense aprendió a moverse entre defensores mucho más belicosos. Así ha ido creciendo poco a poco hasta el curso pasado, que ha sido el de su consagración definitiva: lo culminó con un precioso gol al Arsenal en los cuartos de final de la Liga de Campeones. Eso sí, en ningún caso se trata de un goleador. Necesita muchos disparos para marcar.

Gronkjaer suma 48 internacionalidades con Dinamarca, pero su debut resultó desastroso. A los 30 segundos de saltar al césped cedió el balón a su portero, Schmeichel, e Inzaghi aprovechó su error en el pase para adelantar a Italia en un choque clasificatorio para la pasada Eurocopa, la de Bélgica y Holanda 2000.

Ha disputado Gronkjaer más partidos esta temporada que en toda su carrera. Al frenético ritmo de la Liga inglesa se unió la cita con la Champions y los compromisos de su selección. Así que dijo estar cansado cuando terminó el campeonato: "Son demasiados, pero ya se sabe que prima el negocio".

En Portugal, sin embargo, no se ha quejado. Sabe que Dinamarca es otra cosa. Conserva el aire romántico del viejo fútbol. El espíritu de los grandes talentos de este pequeño país de apenas cinco millones de habitantes: Simonsen, Arnesen, Laudrup...Y lanza un deseo: "El año de 1992 fue muy especial porque Dinamarca ganó el torneo. Tal vez el de 2004 sea igual".

Por ahora, está en el buen camino.

Eurocopa 2004

Gronkjaer trata de superar a un adversario para alcanzar el balón.
Gronkjaer trata de superar a un adversario para alcanzar el balón.REUTERS

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