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Reportaje:Eurocopa 2004 | Grecia espera rival

La carga de la brigada checa

Baros y Koller, con Heinz al quite, han hecho favorito con sus goles al cuadro de Brückner, que hoy se mide al danés

Diego Torres

En la Eurocopa de los antihéroes, la combinación perfecta de buen fútbol e insubordinación a las reglas mercantiles viene representada por la selección de la República Checa, que hoy se enfrenta a Dinamarca en un partido que promete dos cargas pesadas de caballería. Ahí están para probarlo los tres delanteros checos: Baros, el guaperas buscapleitos, el noctámbulo; Koller, el calvo de dos metros de estatura que juega como un enano, y Heinz, uno que habita el banquillo, pero que cada vez que pisa el campo marca. Tres puntas salidos de moldes antagónicos. Tres biotipos complementarios, tres temperamentos opuestos.

Plasil, centrocampista checo del Mónaco, es lo más parecido a Caperucita Roja que ha dado el fútbol. Su cara de cuento de niños permanece muy seria mientras habla de la delantera que hoy intentará derrotar a Dinamarca: "Koller es muy importante dentro de nuestro sistema porque es la referencia cuando tenemos que buscar a los delanteros. Es el hombre al que le das el balón para que lo retenga o para que lo descuelgue. Es lo contrario a Baros, que es el que profundiza más por velocidad. Baros complementa a Koller. Y luego está Heinz...".

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Baros complementa a Koller y Heinz complementa a Baros. El triste Heinz es otro de los símbolos de esta competición, que se ha revuelto contra los jugadores galácticos.

Heinz es el Valerón, por su carácter, de la República Checa. Un joven tímido que fichó por el Hamburgo, alemán, en 2000 después de participar en los Juegos Olímpicos de Sidney, por lo que llegó cansado y nadie se lo perdonó. No le perdonaron la mala preparación física, la timidez y la nostalgia que sentía por su Moravia natal, la sombría tierra de las minas de carbón y las fundiciones. Así estuvo el pobre Heinz deambulando hasta 2003, cuando terminó su contrato con el Hamburgo y regresó a su querida Ostrava para marcar 19 goles y ganar la Liga de su país.

Hoy, su flequillo dorado ha vuelto a brillar. Como dice Jiranek, su compañero: "Heinz es el jugador más técnico de nuestra plantilla, pero necesita sentirse como en casa para jugar bien". En el arranque de la Eurocopa, saliendo desde el banquillo, Heinz ha demostrado por qué su zurda es famosa entre los suyos: marcó el gol del triunfo contra Letonia, empató el partido contra Alemania -los checos acabarían ganándolo- de un tiro libre directo y su tremendo remate desde fuera del área precedió al gol de la victoria sobre Holanda, cuando Smicer sólo tuvo que empujar el rechace.

Para Koller el partido de hoy, contra los daneses, es especial. El gigante del Borussia de Dortmund viene de una mala temporada en su club y se ha tomado esta certamen como una luna de miel. Literalmente. Se casó antes del mismo y su mujer fue la única esposa de los componentes del equipo que viajó con la expedición. "El encuentro contra Dinamarca es el más importante de mi carrera", dice el punta.

Hombre contrahecho donde los haya, Koller es otro de esos personajes que no enamorarían a las aficionadas asiáticas. Pero ahí está, en el cuadro titular de la selección más espectacular del torneo, haciéndose un hueco gracias a su gran destreza para usar el cuerpo, proteger el balón y jugarlo con una coordinación impropia de su tamaño. Una coordinación y un tamaño que lo llevaron a comenzar como portero, en sus años mozos, en el Smetanova Lhota, en el que se quedó bajo los palos hasta 1989. A los 17 años, después de un gol ridículo, decidió irse arriba. Se hizo delantero y hasta hoy.

Junto a Koller jugará Baros, el delantero corpulento, agitanado y valiente, que desde que comenzó la Eurocopa ha saltado de charco en charco. Ha desafiado al fiero Wörns, a Kahn, a Stam... Y a todos los ha ganado. Con tres goles, uno a Letonia, otro a Holanda y otro a Alemania, es el máximo anotador del equipo. Una lesión de rodilla le inhabilitó durante buena parte de la temporada, su primer curso en el Liverpool, después de ganar el Europeo sub 21 en 2003. Ahora ha recuperado la velocidad y la agresividad que le hizo famoso en su equipo de origen, el Ostrava, célebre por constituir el mayor semillero de la escuela checa. Allí le llamaban Drizy, que vendría a ser una especie de Chulo. Como dice un periodista checo: "Peleón, pero en sentido positivo".

Smicer, el volante del Liverpool, habla con orgullo de un ataque en el que destaca la diversidad: "Tenemos variantes de todo tipo, como Baros o Koller, que tienen distintas formas de moverse en el área. En una segunda línea contamos con Poborsky, un extremo rápido; Nedved, que es versátil, y Rosicky, con características de armador. Ante un grupo de jugadores tan diferentes es muy difícil plantear una defensa porque las posibilidades que tenemos son muchas. Cambiamos continuamente. Y la mayoría es gente con talento, con capacidad para improvisar".

Koller y Baros celebran un tanto contra Holanda.
Koller y Baros celebran un tanto contra Holanda.REUTERS

Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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