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El rey de Arabia Saudí ofrece una amnistía limitada a los terroristas que se entreguen antes de un mes

El Gobierno de Arabia Saudí ofreció ayer, en nombre del rey Fahd, una amnistía limitada a los extremistas islámicos que se entreguen antes de un mes y que aún no hayan cometido delitos de sangre. En el comunicado se les advierte de que se enfrentarán a todo el peso de la ley (pena de muerte) si rechazan la oferta, que es la última posible. Del mensaje se desprende que las autoridades saudíes están decididas a incrementar al máximo la presión policial y militar contra las células de Al Qaeda en el país, en respuesta a los recientes ataques contra ciudadanos e intereses extranjeros.

El ultimátum a los extremistas islámicos fue leído por el príncipe heredero, Abdulá bin Abdulaziz, que es quien gobierna de hecho el reino. En su alocución, televisada a todo el país, Abdula empleó un lenguaje muy duro contra los terroristas. "Esta oferta se dirige a cualquiera que aún no ha sido detenido llevando acabo acciones terroristas. (...) Abrimos la puerta a una amnistía... a cada uno de los que se han desviado del camino correcto y han cometido crímenes en el nombre de la religión", dijo. "Juro en el nombre de Dios que nada nos impedirá actuar con toda la contundencia. (...) Los que se entreguen en el plazo de un mes a partir de este discurso estarán seguros respecto a su integridad física y serán tratados de acuerdo con la ley de Dios".

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El Gobierno de Estados Unidos, a través del portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher, declinó comentar la oferta de Riad: "Es una decisión que compete al Gobierno saudí".

A finales de mayo, un grupo armado de Al Qaeda secuestró a decenas de rehenes occidentales y asiáticos en un complejo residencial de la ciudad petrolera de Jobar, en la costa del golfo Pérsico. Tropas saudíes lanzaron un día después un ataque con helicópteros para liberarlos, en el que murieron 22 personas, entre ellas cinco occidentales. Tres de los terroristas lograron huir, pero el jefe del grupo, considerado como uno de los hombres más buscados del país, fue herido de gravedad y detenido. Semanas después, las autoridades se apuntaban un tanto al abatir al jefe de la red terrorista en ese país, Abulaziz al Muqrin, que murió junto con otros tres militantes en un enfrentamiento con la policía. Poco antes había aparecido el cuerpo decapitado de un rehén estadounidense, secuestrado y asesinado por este grupo terrorista. Al Qaeda anunció hace unos días en Internet que su nuevo líder en Arabia Saudí es el ex policía Salé Mohamed al Aufi, de 38 años, con lo que alienta el temor a que las fuerzas de seguridad estén infiltradas por el grupo del millonario saudí Osama bin Laden.

Por su parte, el ministro de Información de Riad , Fuad al Faresi, instó a los países árabes a intensificar sus esfuerzos para combatir el extremismo religioso y evitar que se convierta en terrorismo. Al mismo tiempo, un portavoz de Exteriores denunció a los clérigos saudíes que invitan a los fieles a viajar a Irak para sumarse a la resistencia contra los ocupantes.

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