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FÓRUM DE BARCELONA | Diálogos

Los firmantes de los acuerdos de Ginebra exigen a Sharon que retire de inmediato sus tropas de Gaza

Los signatarios advierten de que el primer ministro israelí sólo busca su supervivencia

Lluís Pellicer

Dos de los firmantes de los acuerdos de paz de Ginebra de 2003, el ex secretario del Gobierno israelí Gadi Baltiansky y el miembro de la Coalición Palestina para la Paz Elias Zananiri, reclamaron ayer en el Fórum al primer ministro de Israel, Ariel Sharon, que retire sus tropas de Gaza antes de la fecha prevista por su plan, finales de 2005. Sostienen que la iniciativa del primer ministro sólo sirve para "su supervivencia política", pero no lleva a "una paz duradera".

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El plan de Ginebra -que no tiene carácter oficial pero acaba de ser aceptado por el presidente palestino, Yaser Arafat- lleva a una paz que, pese a "no ser justa", es "práctica", según argumentaron sus firmantes durante una sesión sobre el conflicto árabe-israelí que tuvo lugar dentro del diálogo Hacia un mundo sin violencia.

De forma implícita, Baltiansky y Zananiri reclamaron a Sharon que retire su plan para Gaza y adopte el modelo casi simbólico que varios ex representantes y políticos de ambas partes subscribieron en la capital suiza, que establece la creación de dos Estados con un reparto equitativo de tierras. La estrategia del primer ministro, defendieron, es unilateral, lo que en ningún caso puede llevar a una paz duradera. "El Ejecutivo ha creado un muro de separación que va a ser el ingrediente de nuevas luchas, cuando para conseguir la paz y la seguridad en la región es preciso negociar con la otra parte", aseguró Zananiri. "Lo que ocurre", prosiguió, "es que temen dar un paso en falso y perder la popularidad que ahora tienen".

Al sentarse en la mesa de negociaciones de Ginebra, los representantes decidieron no discutir con demasiado empeño cuestiones más sensibles y procurar una paz práctica que mostrara los resultados finales del proceso. "No intentamos alcanzar una paz justa, sino un modelo para el progreso. Por ejemplo, la reparación de una injusticia como la de los refugiados palestinos choca con la posibilidad de que el Estado de Israel pueda terminar desapareciendo al verse desbordado", aseguró Baltiansky, quien considera que el documento acordado en Ginebra presentó un escenario que no agradó a Sharon: "Vio que los israelíes no anteponen el mantenimiento del statu quo actual al fin de la violencia".

Los dos ponentes marcaron distancias respecto a la Hoja de Ruta que pretende aplicar el cuarteto formado por Estados Unidos, las Naciones Unidas, la Unión Europea y Rusia. La iniciativa de Ginebra dibuja con exactitud el escenario final, mientras que la Hoja de Ruta pauta un conjunto de actuaciones sin especificar sus consecuencias. "Dicen que el primer paso que deben dar los palestinos es acabar con el terrorismo. Pero la Autoridad Nacional Palestina duda que ello no culmine en una guerra con su propia gente. En cambio, nosotros proponemos un plan que da unos resultados concretos", explicó Baltiansky.

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Sin embargo, los acuerdos de Ginebra no convencieron ayer a todos los miembros de la mesa. Teddy Katz, miembro de la organización pacifista Gush Shalom, denunció algunos puntos del acuerdo. El artículo 5.3, por ejemplo, establece que "Palestina debe ser un Estado no militarizado", lo que, en su opinión, crearía una notable desigualdad entre ambos estados vecinos. El mayor agravio, denunció Katz, es que no menciona "el derecho de regreso de los refugiados". Amneh Badran, activista del Centro por la Mujer de Jerusalén, coincidió con Katz en que la paz ha de ser necesiaramente justa y equilibrada. "Hay puntos que son inaceptables, como el de reconocer un Estado judío. Podemos hacerlo si nos referimos a la nación de Israel, pero no a la religión. En caso contrario, ¿qué pasaría con los 1,2 millones de musulmanes que viven allí?", se quejó.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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