Escalada en la guerra por la independencia

El ataque perpetrado por los separatistas islámicos supone un punto de inflexión en la guerra que mantienen con las fuerzas federales y los promoscovitas. Nunca antes desde que perdieron el control de todas las localidades chechenas, en 2000, los independentistas habían lanzado una operación de envergadura, y menos aún contra una ciudad importante. Hasta ahora, la guerrilla había apostado por emboscadas, la colocación de minas en los caminos y organizar atentados terroristas.

Precisamente con éstos consiguió asestar duros golpes a los rusos y a las fuerzas promoscovitas, y con frecuencia utilizó a suicidas. El último, el 9 de mayo, costó la vida a Ajmad Kadírov, un checheno colocado por el Kremlim al frente de la pequeña república norcaucásica. Pero ataques directos contra ciudades militarizadas representan una novedad. También destaca que en esta incursión -según los testigos y las declaraciones de las fuerzas de seguridad- participaron ingushes, e incluso puede que la mayoría de los atacantes fuese de esa etnia. Hasta ahora, los ingushes, pueblo cercano al checheno, no se habían visto mezclados en las acciones de la guerrilla.

Ambos pueblos formaban una unidad administrativa, la República de Checheno-Ingushetia, antes de la desintegración de la URSS. Con la caída del régimen comunista se produjo la separación entre estas etnias emparentadas que comparten religión, tradiciones y un idioma muy parecido. Los chechenos, encabezados por el general Dzhojar Dudáyev, optaron por romper con Moscú y declararon la independencia. Los ingushes prefirieron quedarse. Así se reafirmó una diferencia histórica. Los ingushes se sometieron al imperio ruso sin oponer resistencia cuando en 1770 comenzó la conquista de las tierras caucásicas. Los chechenos, en cambio, hombres de las montañas, opusieron una feroz resistencia y lucharon a muerte por su libertad.