El MNAC exhibe 29 extraordinarios bronces sagrados de la China arcaica
Las vasijas, del Museo de Shanghai, se usaban en ritos y ceremonias
Tras los guerreros de terracota y el maestro Confucio llega ahora a Barcelona (Museo Nacional de Arte de Cataluña, MNAC, hasta el 12 de septiembre) un conjunto extrordinario de 29 bronces ceremoniales arcaicos del Museo de Shanghai. Esta representación de las fascinantes vajillas sagradas de la antigua China, empleadas en el culto ritual a los ancestros y símbolo de poder y legitimidad codiciado incluso por los emperadores, incluye piezas que son auténticos tesoros nacionales y que nunca habían salido del país.
Instaladas en la recoleta sala de exposiciones temporales del MNAC, en medio de una sobria penumbra que realza sus volúmenes, sus pátinas y sus decoraciones, las piezas de bronce, alguna de hasta 4.000 años, añaden a su contundente belleza un caudal escalofriante de historia. La mirada queda atrapada irremisiblemente en las superficies minuciosamente trabajadas, en los tigres, dragones, pájaros y caracteres -algunos aún sin descifrar- que las decoran. Hechiza, por ejemplo, la forma sideral de una vasija esférica, un dui, desmontable, o esa decoración denominada de "pezones sobre truenos" -pequeñas protuberancias en la piel de bronce sobre cuadraditos que sugieren el dibujo del carácter "trueno"- que alude a la fecundidad (en un vaso Shang de tipo gui, para presentar mijo, arroz y sorgo, que nunca había salido antes de China).
Figuran en la exhibición, parte del Fòrum Ciutat, tres obras que poseen la máxima categoría dentro de la clasificación del Ministerio de Cultura chino: un lei, recipiente de gran tamaño para licor, redondo, con decoración de cuerpos serpenteantes de dragones, hojas de banano y pájaros, de la dinastía Shang; un ling, para vino, decorado con escamas de dragón en su parte inferior, de época Zhou, y un hu, también para licores, con motivos de aves, leopardos, tigres, dragones y ocas, del reino de Jin, del periodo de las Primaveras y los Otoños.
Preciadísimos objetos de la vida política y religiosa en la antigua China, los vasos -de los que existe toda una rigurosa tipología, con una veintena de nombres, en función de su uso preciso- eran utilizados por la aristocracia en banquetes rituales y ceremonias dedicadas a los antepasados de sus clanes. Muchos fueron enterrados. Unos se usaban para servir, beber o conservar licores o vinos, otros para procesar y servir alimentos (verduras, carnes) y otros más para contener y servir el agua en las abluciones. Existían otros usos: la comisaria de la exposición, Imma González Puy, señaló que la pieza más grande de la exposición, un jian con dragones que se asoman a su boca, pudo servir de tinaja de baño, de espejo (de agua) o incluso de nevera. Un uso más siniestro es el que se dio a algunos bronces que servían para sacrificios de grandes animales (como bueyes): sacrificar prisioneros de guerra. En desuso a partir de la Edad del Hierro, los bronces fueron coleccionados tradicionalmente en China por dinastías como la Han y la Ming, que se legitimaron con ellos. Existen grandes yacimientos, especialmente a lo largo del río Amarillo, y se valoran los bronces del norte del país por envejecer mejor.
La comisaria señaló el largo proceso de negociaciones para la exposición, que comenzó a gestarse en 1988 durante una visita del actual presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, a Shanghai. González Puy recalcó el papel complementario que tienen las tres exhibiciones chinas en cartel y apuntó que la de los bronces es un excelente preámbulo a las otras dos.
La exposición, que trata de ofrecer un abanico amplio de las diferentes formas de vasos y su evolución e incluye dos de cerámica para mostrar su influencia directa sobre los bronces, abarca cronológicamente desde el siglo XXI antes de Cristo (dinastía Xia) hasta el periodo de los Reinos Combatientes (segunda mitad del siglo VII-221 antes de Cristo), con lo que incluye la época de Confucio y termina justo antes de la dinastía Xi'an y el primer emperador y su ejército de terracota.
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