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Crónica:Eurocopa 2004 | La victoria rusa no salva a los españoles
Crónica
Texto informativo con interpretación

Un gol para la historia de Grecia

El cuadro de Rehhagel, atenazado, llega a los cuartos por primera vez pese a perder ante Rusia, que jugó su mejor partido

Juan Morenilla

Un gol clasificó a Grecia por primera vez en su historia para los cuartos de final de una Eurocopa. El tanto no le sirvió para ganar, pero es el más importante que haya marcado jamás porque suponía superar a España en la diferencia de goles. Lo anotó Vryzas al filo del descanso, justo cuando su selección había sido arrollada por Rusia en una primera parte de vértigo. El conjunto de Yartsev se despidió a lo grande, con su primera victoria en su mejor partido, con un fútbol fresco y sin correas.

El partido enloqueció en el primer chispazo. El gol de Rusia envió todos los guiones a la basura y puso el choque patas arriba. Kirichenko hizo diana con sus dos primeros toques en la Eurocopa. El primero para robarle la pelota a la dormida defensa griega, el segundo para batir a Nikopolidis con la puntera. Era el minuto dos. Y el primer gol de Rusia en el torneo. La selección de Yartsev tejió un juego que no se le había visto hasta ayer. Ni se le suponía. Sin presión, con mucha soltura, los jugadores rusos mostraron un ímpetu desconocido. Se atrevían con cualquier jugada y regate, con carreras interminables. Todo les salía bien.

Tampoco Grecia era la de antes. Acostumbrados a jugar a la contra, de tapado, a los chicos de Rehhagel les tocó llevar la iniciativa y se sintieron extraños. Eran favoritos y el traje les vino grande. Su centro del campo quedó hueco por las bajas de Giannokopoulos y Karagounis. Al mando estaba Basinas. Todo su orden y disciplina se esfumó sin rastro y dio paso al más rudo recurso, el pelotazo a la testa del espigado Charisteas, de 1,92 de estatura. La jugada se veía a distancia, y Rusia se defendió por alto con su línea de tres centrales. Sólo Seitaridis, un lateral de largo recorrido, percutía por la banda. Pero el final era el mismo, el balón a la cazuela.

En pleno desconcierto, Rusia asestó el segundo puñetazo en un saque de esquina. Nadie marcaba a Bulykin, que cabeceó como en su casa. La afición rusa lo celebró como si fuera la clasificación para los cuartos. Grecia siguió con el tembleque. En defensa y en ataque. Charisteas falló a dos metros de la portería, con el meta Malafeev vendido. Rusia, a lo suyo, a salir disparada al contragolpe y a hurgar en los errores defensivos griegos. Kariaka erró una volea clarísima y Bulykin estrelló la pelota contra el larguero, otra vez solo.

Para alguien como Rehhagel, que entrena con la calculadora, aquello era el caos. El técnico alemán no pudo esperar y tres minutos antes del descanso dio entrada a Tsartas para imponer algo de orden en el centro. Grecia marcó en la jugada siguiente un gol que se reveló crucial, al aprovechar Vryzas un balón en tierra de nadie. Los griegos se fueron al descanso con el premio gordo.

El choque continuó a toda pastilla, convertido en un ir y venir. Grecia envió sus naves al ataque, con el añadido de Nikolaidis, que sustituyó a Papadopoulos, a riesgo de dejar un desierto a sus espaldas. Rehhagel se olvidó de su librillo y el equipo heleno quedó partido, sin centro del campo. O atacaba o defendía. Tsartas sacó a relucir su zurda en una falta lejana que exigió la estirada de Malafeev. Rusia combinó más, también con la portería en el entrecejo, sobre todo Sytchev, pero sin tantas prisas. Los de Yartsev acabaron el encuentro encerrados en su área ante el ataque griego, a oleadas. Un gol ruso clasificaba a España, y a punto estuvo de llegar, pero Kirichenko falló casi en la línea de gol.

Al final se repartieron la alegría. Rusia por su primera victoria en los últimos 10 encuentros en una Eurocopa, y Grecia con su histórica clasificación para cuartos. Lloraba España. Y los griegos cantaban sin parar su nombre: "¡Hellas!, ¡Hellas!".

Sharonov y Venetidis luchan por el balón.
Sharonov y Venetidis luchan por el balón.ASSOCIATED PRESS
Vryzas trata de sortear al portero ruso, Malafeev, mientras observa cómo el balón, impulsado por él, entra en la portería en el tanto de Grecia.
Vryzas trata de sortear al portero ruso, Malafeev, mientras observa cómo el balón, impulsado por él, entra en la portería en el tanto de Grecia.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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